y volver al lote.
29 May 2024 15:46
Escuela italiana; segunda mitad del siglo XVII.
“San Jerónimo penitente”.
Óleo sobre lienzo.
Reentelado.
Presenta marco de época.
Medidas: 110 x 82 cm., 127 x 99 cm. (marco).
El presente lienzo presenta una iconografía típica del siglo XVII, en la que se muestra a san Jerónimo. El cual alcanzó una gran popularidad durante la contrarreforma, debido a su arrepentimiento y vida contemplativa, valores útiles para conmover al fiel. San Jerónimo es uno de los cuatro grandes Doctores de la Iglesia Latina, nació cerca de Aquilea (Italia) en el año 347. Formado en Roma, fue un retórico consumado, además de políglota. Bautizado a los diecinueve años de edad, entre los años 375 y 378 se retiró al desierto de Siria para llevar una existencia de anacoreta. Regresó a Roma en el 382 y se convirtió en colaborador del papa Dámaso. En la segunda mitad del siglo XVI surge una nueva iconografía donde el santo escucha la trompeta del Apocalipsis, iconografía ampliamente empleada por la Iglesia contrarreformista. El insigne santo, suele ser representado el interior de una cueva o en medio del desierto, y suele ir acompañado, aunque no siempre, con sus característicos atributos: la piedra que simboliza el rigor de la penitencia, con la que se golpea el pecho; la calavera que es el símbolo de la muerte, y el manto rojo que recoge la tradición que le convirtió en cardenal. La acumulación de libros y pergaminos junto al santo alude a la traducción que realizó el santo de la Biblia al latín, que fue considerada desde el Concilio de Trento como la única oficial. Finalmente, el tema de san Jerónimo oyendo la trompeta del Juicio Final se pondrá de moda en la Europa contrarreformista, y se irá imponiendo paulatinamente, desplazando las anteriores interpretaciones del santo como sabio o como penitente.
En este lienzo se aborda el tema de san Jerónimo penitente en el desierto a través de una composición clásica, clara y abierta. Así, el santo aparece de cuerpo entero, destacado por la iluminación y también por el intenso tono carmesí de su manto. Está ubicado en un entorno rocoso, cerrado por el lado izquierdo y con dos ángeles en el lado opuesto a abierto a paisaje con un cielo gris, plomizo, es una composición directamente derivada de las enseñanzas del barroco clasicista italiano. Junto a él vemos el león, el cráneo, las escrituras y la cruz en sus manos.