Escuela española del siglo XIX. Después de BARTOLOMÉ ESTEBAN MURILLO (Sevilla, 1617 – Cádiz, 1682).
“Virgen del Rosario”.
Óleo sobre tabla.
Marco en madera tallada y dorada.
Medidas: 25 x 19 cm; 43 x 38 cm (marco).
La que aquí presentamos es una obra que sigue las mismas características pictóricas y compositivas que las del maestro sevillano. La tipología de la “Virgen del Rosario” fue un tema recurrido para Esteban Murillo, quien, de hecho, en torno a 1655 realizó una de sus obras maestras con esta temática, hoy conservada en el Museo del Prado. De esta manera, en la presente versión se representa a la Virgen de medio cuerpo, sentada, sosteniendo en su regazo al Niño Jesús, sentado sobre su muslo, a quien a braza con su mano izquierda mientras con la derecha envuelve al mismo con un rosario. El niño, de tan solo dos años de edad, tapa sus órganos genitales con un paño blanco, símbolo de pureza, sostenido por las manos de su madre. Ambas figuras aparecen envueltas por un ambiente de penumbra, sobre un fondo neutro y atemporal que no nos permite visualizar, ni tan siquiera imaginar, el espacio circundante. El artista centra su pintura especialmente en la belleza de los rostros, recreando un prototipo de belleza femenina e infantil, llegando a lo que en ese momento proponía Murillo, vírgenes completamente angelicales. Destacan los rostros y las carnaciones sonrosadas y serenas del niño, las cuales se ven subrayadas con las tonalidades rosas carmesí de la túnica. Al seguir la tipología original de Murillo, los personajes -al contario de otras iconografías del mismo tipo realizadas por Velázquez o Alonso Cano en la que los protagonistas cruzan sus miradas-, presentan mirada al frente, dirigida al espectador.