Máscara Krodha de gran antigüedad. Tíbet o norte de Nepal, norte del Himalaya.
Madera con pátina negra brillante y trazas de rojo, sobre todo en la parte inferior.
Procedencia: Antigua colección Frangois Pannier,
Colección Liliane y Michel Durand-Dessert Exposición
y publicación : - Masques de Himalaya, Fondation Bernard et Caroline de Watteville, Martigny, Valais,
Suiza del 16/05/2009 al 31/12/2010, ediciones 5 continentes, 2009, N° 35 p 86, - Himalaya - Art et Shamans - Eric Chazot/Liliane et Michel Durand-Dessert, ediciones LMDD, 2009 N° 82
Medidas: 46 x 30 cm.
Máscara Krodha del Himalaya. Tallada en madera, destaca por su expresividad. La cabeza está coronada con cuatro calaveras colocadas en forma de diadema. El rostro destila ferocidad y poder. Krodha es un término de origen sánscrito que se traduce como "furia", y que en el contexto budista sugiere un sentimiento negativo intenso que puede desencadenar comportamientos destructivos y perjudiciales si no se controla adecuadamente.
Las máscaras Krodha son por lo tanto divinidades peligrosas, pero también protectoras. En el Tíbet y en Nepal, los bailarines del ritual Krodha llevan esta máscara en lo alto de la frente, mirando por la boca, porque el dios es simbólicamente alto y debe dominar al espectador. Las calaveras en la parte superior indican la importancia de la divinidad en el ritual que se está representando. Una sola calavera representa una divinidad menor, tres cabezas una divinidad intermedia y cinco una divinidad mayor. Este símbolo también toma su forma de una leyenda shivaísta del norte de la India, llevada al Tíbet por el gurú y chamán Padmasambhava. Se cuenta que unos devotos, Citipati, que habían ido en peregrinación, se encontraron en medio de un incendio. La historia cuenta que a unos devotos, los Citipati, que habían ido en peregrinación, los demonios les robaron la piel. Y son estos mismos Citipati, simbolizados por las calaveras, los que refuerzan el papel protector de la máscara.
Esta pieza presenta restos de policromía roja; otras pueden haber sido pintadas de negro o amarillo, color utilizado para identificar al ser que encarna.