Escultura que representa a un hombre. Periodo neolítico, posiblemente cultura Zhaobaogou (noroeste de China) 4800/4000 a. C.
Jade blanco Procedencia: galería Throckmorton, Nueva York.
Se entregará un certificado de autenticidad.
Medidas: 16 x 3 x 8,5 cm.
Esta escultura de jade blanco, que representa estilizada a una figura masculina en posición erecta, constituye un hallazgo extremadamente raro y valioso dentro del corpus de la plástica antropomorfa del Neolítico temprano en China, y puede ser atribuida con razonable certeza a la cultura Zhaobaogou. Esta cultura se desarrolló en el noroeste de China, en el actual curso superior del río Liao, y precede a tradiciones más conocidas como la Hongshan o la Liangzhu, siendo reconocida por su cerámica pintada y sus primeras incursiones en la escultura ritual.
La figura presenta una postura frontal, rígida pero no exenta de naturalismo, con las piernas ligeramente arqueadas y los brazos del torso, con las manos unidas en la cintura. El rostro, aunque esquemático, está definido por rasgos mínimos pero cuidadosamente labrados: una nariz redondeda, ojos incisos y una leve indicación de la boca.
El material utilizado —nefrita blanca, de gran pureza y dureza— ha sido trabajado mediante técnicas de abrasión con herramientas de piedra y arena fina, en ausencia de herramientas metálicas. La elección de esta variante de jade no es fortuita: el jade blanco era considerado desde tiempos arcaicos como símbolo de pureza espiritual, nobleza y trascendencia. Su color lechoso y su textura casi cerúlea dotaban a la pieza de una presencia sagrada o totémica, probablemente destinada a rituales relacionados con la fertilidad, la transmisión del poder o la comunicación con los ancestros.
Aunque no se dispone de contexto arqueológico directo para esta pieza en particular, su tipología coincide con otras figuras neolíticas encontradas en sitios de la cultura Zhaobaogou, donde los primeros indicios de antropomorfismo en jade reflejan una incipiente cosmovisión dualista entre lo humano y lo espiritual, así como una conceptualización ritual del cuerpo. No se descarta que estas esculturas funcionaran como emblemas tribales, estatuillas votivas o protectores funerarios, insertos en complejos ceremoniales más amplios.
Desde el punto de vista historiográfico, esta figura permite trazar una línea evolutiva formal y simbólica entre los primeros ensayos escultóricos en jade de Zhaobaogou y las representaciones más complejas de la cultura Hongshan, anticipando en muchos aspectos el desarrollo del pensamiento ritualista y funerario de la China preimperial.