Biombo; Japón, 1920.
Papel pintado con tinta.
Medidas: 55 x 216 cm.
Biombo japonés de los años veinte compuesto por dos hojas. La pieza posee una ornamentación que se adapta a la estructura de la pieza, dominada por la presencia de un paisaje apaisado realizado en tinta sobre papel. Tanto el trazo, como el uso de una gama reducida de color componen una escena de gran evocación lirica.
Los biombos japoneses, o byobu, han ocupado un lugar central en la cultura material y la estética japonesa desde la Edad Media, pero su papel durante los siglos XIX y XX resulta especialmente revelador de los procesos de modernización y transformación social que experimentó Japón en este período. Originalmente concebidos como divisores móviles de espacio, destinados a regular la intimidad y modular la experiencia sensorial de la arquitectura tradicional,los biombos se convirtieron en verdaderos soportes de expresión artística.
Durante el siglo XIX, en pleno periodo Edo tardío y posteriormente en la era Meiji (1868–1912), los biombos se consolidaron como lienzos privilegiados para plasmar escenas de la vida cotidiana, paisajes estacionales y motivos literarios. Con la apertura del país al comercio internacional en la segunda mitad del siglo XIX, los biombos comenzaron a circular en el mercado global, despertando el interés de coleccionistas y museos europeos y norteamericanos.