Tetera; China, dinastía Qing, hacia 1890.
Porcelana con decoración esmaltada.
Medidas: 21 x 20 cm (diámetro).
Tetera china en porcelana esmaltada en azul cobalto sobre blanco, combinando patrones vegetales y figurativos que se disponen en la zona superior del cuerpo cilíndrico de la tetera. La profusión ornamental destaca en el frente de la pieza, donde se puede apreciar la presencia de varios personajes acompañados de animales.
Dinastía Ching o Qing, también conocida como Dinastía Manchú, fue la última de las dinastías imperiales chinas. Fundada en el actual noreste del país por el clan manchú en 1644, su gobierno terminó con la abdicación del último Emperador en 1912 por la Revolución de Xinhai y el establecimiento de la República de China, manteniendo durante todo este tiempo la capital en Pekín. En general, florecieron las formas artísticas tradicionales en niveles y formatos muy distintos y variados, gracias a una clase alta muy culta, una próspera industria de publicación de libros, folletos, etc., ciudades realmente prósperas y el énfasis confuciano en cultivar la mente. Si bien los mismos Emperadores fueron, en muchas ocasiones, destacados artistas (sobre todo en pintura), los mejores trabajos los llevaron a cabo escolares y la élite urbana en cuanto a caligrafía y pintura se refiere, siendo ambas áreas de gran interés para la corte. Incluso la cocina se elevó como orgullo cultural en este periodo, recogiendo elementos del pasado y trabajando sobre los mismos para llegar a nuevas cotas.
Porcelana con decoración esmaltada.
Medidas: 21 x 20 cm (diámetro).
Tetera china en porcelana esmaltada en azul cobalto sobre blanco, combinando patrones vegetales y figurativos que se disponen en la zona superior del cuerpo cilíndrico de la tetera. La profusión ornamental destaca en el frente de la pieza, donde se puede apreciar la presencia de varios personajes acompañados de animales.
Dinastía Ching o Qing, también conocida como Dinastía Manchú, fue la última de las dinastías imperiales chinas. Fundada en el actual noreste del país por el clan manchú en 1644, su gobierno terminó con la abdicación del último Emperador en 1912 por la Revolución de Xinhai y el establecimiento de la República de China, manteniendo durante todo este tiempo la capital en Pekín. En general, florecieron las formas artísticas tradicionales en niveles y formatos muy distintos y variados, gracias a una clase alta muy culta, una próspera industria de publicación de libros, folletos, etc., ciudades realmente prósperas y el énfasis confuciano en cultivar la mente. Si bien los mismos Emperadores fueron, en muchas ocasiones, destacados artistas (sobre todo en pintura), los mejores trabajos los llevaron a cabo escolares y la élite urbana en cuanto a caligrafía y pintura se refiere, siendo ambas áreas de gran interés para la corte. Incluso la cocina se elevó como orgullo cultural en este periodo, recogiendo elementos del pasado y trabajando sobre los mismos para llegar a nuevas cotas.