Relicario de ventana; siglo XVIII.
Plata en su color, papel, tinta, textil y fragmentos óseos.
Conserva reliquias de San Antonio Abad y San Pedro Mártir.
Presenta buen estado de conservación.
Medidas: 8,3 x 3,2 x 1 cm.
Relicario de ventana del siglo XVIII que presenta una estructura de plata con un fuste que sustenta el cuerpo principal ovalado. Este cuerpo que sirve para la conservación de las reliquias está montado en plata con cerco dentado y remate superior a modo de cruz. En el interior unas cartelas indican que una de las caras conserva las reliquias de San Antonio Abad, mientras que la otra posee las de San Pedro Martin.
El uso de relicarios se convirtió en una parte importante de las prácticas cristianas desde al menos el siglo IV, inicialmente en las Iglesias orientales, que adoptaron la práctica de trasladar y dividir los cuerpos de los santos mucho antes que Occidente, probablemente en parte porque la nueva capital de Constantinopla, a diferencia de Roma, carecía de santos enterrados. Los relicarios proporcionan un medio para proteger y exhibir reliquias y a lo largo de los años han adquirido diversidad de formas y diseños. Este tipo de relicarios fueron muy habituales desde el periodo gótico. Es preciso recordar, sin embargo, que entonces se consideraba como reliquia sagrada a prácticamente cualquier elemento que hubiera estado en contacto con el santo o con sus restos mortales (paños, tierra de la sepultura, etc.). Los mejores ejemplos se realizaron en metales preciosos.