Escuela italiana, posiblemente GIAMBETTINO CIGNAROLI (Verona, 1706 –1770); siglo XVIII.
“San Antonio de Padua”.
Óleo sobre cobre.
Medidas: 5,5 x 4,5 cm; 10,5 x 9 cm (marco).
El cobre que nos ocupa representa a San Antonio de Padua, sosteniendo entre sus brazos al Niño Jesús. La presencia del infante, que alude a la visión que tuvo en su celda, se convirtió en el atributo más popular de este santo franciscano a partir del siglo XVI, siendo especialmente popular en el arte barroco de la Contrarreforma. La escena se desarrolla en un interior de tonalidad ocre, donde destaca únicamente las sagradas escrituras que quedan sobre una mesa de mantel verde. El niño y el santo quedan ajenos a la mirada del espectador. Esta ternura que desprende la actitud de San Antonio, la amabilidad con la que está concebido el cuerpo del Niño y el abandono de un tenebrismo extremo, nos indican que se trata de una obra propia del siglo XVIII, época en las que la religión apostó por temáticas más amables abandonando en cierto modo el patetismo exacerbado de épocas anteriores.
estilísticamente la obra recuerda a modelos de Giambettino Cignaroli, pintor italiano activo en el siglo XVIII y figura destacada de la escuela veronesa. Formado inicialmente con Sante Prunati y luego con Antonio Balestra, compartió estudios con Pietro Rotari. Tras abrir su propio taller en 1728, alcanzó reconocimiento por obras de carácter religioso y celebrativo, influenciadas por la pintura de Tiepolo.
Viajó a Venecia, donde estudió a los grandes maestros del Renacimiento, como Tiziano y Veronese. Posteriormente, se estableció definitivamente en Verona, desde donde desarrolló una intensa actividad artística en diversas ciudades italianas, como Milán, Parma, Turín, Bologna y Ferrara.Además de su labor pictórica, Cignaroli impulsó la creación de la Academia de Arte de Verona. Su estilo se sitúa entre el clasicismo tardo-rafaelesco y las primeras tendencias del neoclasicismo.