Plato de LA CERAMO. Valencia, finales del siglo XIX-principios del siglo XX.
Kirin Beer Mug Collection.
Cerámica de reflejo metálico.
Con inscripciones en la base Kirin Beer Mug Collection.
Medidas: 8 x 29 x 29 cm.
Plato de cerámica de reflejo metálico inspirada en la producción de Manises de los siglos XV y XVI, combinando el reflejo con azul de cobalto e incorporando motivos de inspiración gótica y figuras derivadas de formas medievales.
La Ceramo fue una fábrica de lozas fundada en 1889 en la localidad valenciana de Benicalap. Se especializaron en la producción de ánforas, jarrones y otros vasos alfareros con la técnica llamada de reflejos metálicos. Participó en la Exposición de cerámica de Budapest en 1891, recibiendo un diploma de honor y vendiendo todos los ejemplares remitidos. En 1892 estuvo también presente en la Exposición de Industrias Artísticas celebrada en Barcelona, dentro de la Sección internacional de reproducciones. Se cree que Sissi emperatriz, a su paso por Valencia, visitó la fábrica La Ceramo donde compró platos y otros objetos de loza dorada. Actualmente ejemplares de su producción pueden contemplarse en distintos edificios y espacios de la ciudad de Valencia, como la Estación del Norte, el Mercado Central de Valencia, el Mercado de Colón, los "Almacenes La Isla de Cuba", o la ampliación del Ayuntamiento de Valencia.
La cerámica de reflejo metálico será el gran arte del periodo nazarí, si bien nace en la España de época almohade, entre la segunda mitad del siglo XII y la primera del XIII. En épocas posteriores tendrá especial desarrollo en Manises, donde se continuará la tradición hispanomusulmana tanto en el aspecto técnico como en el decorativo. Se trata de una cerámica esmaltada, es decir, con un baño de esmalte blanco, muy puro en los mejores ejemplos, que se cuece en el horno. Sobre él, ya frío, se decora con un pigmento compuesto por cinco ingredientes básicos: cobre, plata, azufre, almazarrón (óxido de hierro) y vinagre. El tono final dependerá de la proporción de estos componentes, resultando más dorado si lleva una mayor cantidad de plata, y más rojizo si predomina el cobre. Finalmente se realiza una segunda cocción de la pieza, a 650ºC, en atmósfera reductora, para fijar la decoración. Una vez cocida la pieza, la decoración queda de color negro, por lo que se ha de bruñir para obtener el tono dorado metálico brillante final.