"La reina del Nilo". LLADRÓ.
Porcelana policromada y vidriada.
Realizada por el escultor JUAN CARLOS FERRI HERRERO.
En peana de madera.
Serie limitada a 100 ejemplares.
Adjunta certificado de autenticidad.
Medidas: 160 cm. (longitud) y 75 cm. (altura).
Esta magnífica escultura de alta porcelana Lladró es una de las creaciones más complejas y ambiciosas de la firma valenciana. Diseñada por el escultor Juan Carlos Ferri Herrero en 2006, esta pieza de edición limitada es una suntuosa recreación de una barcaza real navegando por el río Nilo, que evoca el esplendor del Antiguo Egipto.
La composición es un derroche de lujo y detalle, que muestra a la reina Nefertari, esposa del faraón Ramsés II, como una figura casi divina en el centro de la vida cortesana.
La reina, majestuosamente ataviada, ocupa un trono elevado bajo un dosel ornamentado, mientras es abanicada por dos fornidos sirvientes que la flanquean. A su lado, un niño pequeño, que podría simbolizar la continuidad de la dinastía, observa la escena.
Ante el trono, dos doncellas danzan con sensualidad. A la izquierda, tres músicos amenizan el viaje tocando instrumentos antiguos, como un laúd de mástil largo, contribuyendo a la atmósfera de opulencia.
El barco ceremonial es una obra de arte en sí mismo. Tiene forma de ave sagrada, y todo su casco está profusamente decorada, combinando escenas rituales del Antiguo Egipto y motivos florales como la flor de loto. En la popa, un timonel guía la embarcación con grandes remos.
"La Reina del Nilo" es una obra monumental que destaca por su complejidad técnica y artística. La minuciosidad en la recreación de las vestimentas, las joyas y los elementos decorativos, así como la delicadeza en el modelado de cada una de las doce figuras que componen la escena, la convierten en una pieza emblemática de la colección Lladró.
La firma de cerámica y porcelana artística Lladró fue fundada en 1953 por los hermanos Juan, José y Vicente Lladró, quienes crearon sus primeras piezas con vocación experimental, en un horno moruno construido en su propia casa natal de Almàssera, Valencia. De este modo daban salida a su inquietud artística mientras trabajaban en una fábrica de azulejos y vajillas. En 1958 los tres hermanos deciden dedicarse exclusivamente a su propia producción, y trasladan su pequeña empresa a la población vecina de Tabernes Blanques. Ya por entonces la demanda de las creaciones Lladró adquiere dimensiones inesperadas. Los hermanos introducen innovaciones no sólo en el diseño y estilo de las figuras, sino también en las técnicas de cocción, logrando reducir la cochura de tres etapas a una. La monococción es un método pionero que permite obtener el acabado cristalino y las tonalidades pastel propias de las piezas de Lladró. Un número creciente de escultores, químicos y decoradores multiplica la labor de los fundadores, y para finales de los cincuenta se abre la primera tienda de la firma, en Valencia. En la década siguiente la vocación exportadora de la empresa empezará a tomar importancia, y la firma se introducirá en los mercados canadiense y estadounidense.
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