"Gran Dragón". LLADRÓ
Porcelana policromada y vidriada.
Serie limitada.
Ejemplar 35/150.
Firmado por escultor (FRANCISCO POLOPE) y decorador.
Adjunta certificado de autenticidad.
Medidas: 74 x 70 x 53 cm.
Esta imponente obra es una pieza emblemática de la colección de Alta Porcelana de la firma española. Diseñada por el escultor Francisco Polope, esta escultura es una poderosa representación del dragón oriental, un ser mitológico que encarna un profundo simbolismo de poder, prosperidad, buena suerte y sabiduría.
La versión que se muestra en la imagen destaca por su vibrante decoración en esmaltes azules, aplicada meticulosamente a mano sobre las cientos de escamas que recorren su cuerpo sinuoso. Esta técnica artesanal logra un extraordinario degradado de tonalidades que, combinado con acabados en mate y brillo, dota a la pieza de una luminosidad y una profundidad visual excepcionales.
La pose del dragón es enérgica y majestuosa. Apoyado sobre sus garras y con el cuerpo contorsionado, parece a punto de lanzarse al movimiento. Su cabeza, con la boca abierta y una mirada feroz, transmite toda la fuerza y el poder que caracterizan a esta criatura mitológica. Cada elemento está finamente detallado, desde las afiladas garras y los elaborados bigotes hasta la cresta dorsal y la cola, que terminan en elegantes llamaradas doradas, aportando un contraste cálido a los tonos fríos del cuerpo.
La firma de cerámica y porcelana artística Lladró fue fundada en 1953 por los hermanos Juan, José y Vicente Lladró, quienes crearon sus primeras piezas con vocación experimental, en un horno moruno construido en su propia casa natal de Almàssera, Valencia. De este modo daban salida a su inquietud artística mientras trabajaban en una fábrica de azulejos y vajillas. En 1958 los tres hermanos deciden dedicarse exclusivamente a su propia producción, y trasladan su pequeña empresa a la población vecina de Tabernes Blanques. Ya por entonces la demanda de las creaciones Lladró adquiere dimensiones inesperadas. Los hermanos introducen innovaciones no sólo en el diseño y estilo de las figuras, sino también en las técnicas de cocción, logrando reducir la cochura de tres etapas a una. La monococción es un método pionero que permite obtener el acabado cristalino y las tonalidades pastel propias de las piezas de Lladró. Un número creciente de escultores, químicos y decoradores multiplica la labor de los fundadores, y para finales de los cincuenta se abre la primera tienda de la firma, en Valencia. En la década siguiente la vocación exportadora de la empresa empezará a tomar importancia, y la firma se introducirá en los mercados canadiense y estadounidense.
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