JEAN TINGUELY (Suiza, 1925 –1991).
“La Camelotte Pour Larry”, 1978.
Técnica mixta (gouache, bolígrafo, rotulador, cinta adhesiva y pegatinas) sobre papel.
Firmado y dedicado.
Etiqueta de The Piccadilly Gallery.
Obra expuesta en Art Basel 36.
Procedencia: colección de Jean-Yves Mock.
Medidas: 21 x 29 cm; 43 x 51 cm (marco).
Si algo caracteriza a la producción sobre papel de Jean Tinguely es el movimiento, el azar y el uso de materiales cotidianos intuitivamente dispersos en su superficie. Y es que, a lo largo de su carrera como artista, Jean Tinguely envió cientos de mensajes ilustrados a sus amigos y colegas del mundo del arte. Todas estas misivas tenían un punto en común: habían sido redactadas allí donde se encontraba el artista (tanto en su estudio, en un museo o una galería, como en su cocina, en un restaurante o incluso en el suelo de su casa). Todas habían sido creadas de manera totalmente intuitiva, dejándose llevar por el subconsciente y no importando el lugar ni la hora de su realización. El propio Tinguely asintió “Dibujo gran cantidad de cosas, al igual que garabateo mientras hablo por teléfono. Al mismo tiempo, transformo sistemáticamente este tipo de dibujos en mensajes para mis amigos, en cartas y cosas así".
El pintor y escultor suizo fue, durante más de 30 años, una figura clave en el movimiento de vanguardia europeo. Fue conocido por sus “maquinas escultura” o arte cinético, entroncadas en la tradición Dadá. Aplicó el término meta-mecánica para referirse a sus creaciones. Como en el resto de obras cinéticas, su propósito era dar al espectador un espectáculo de desplazamiento, o, al menos, la ilusión de él. Las obras móviles de Jean Tinguely se crearon para destruir o autodestruirse, todo con el afán de satirizar la sobreproducción de bienes sin sentido, fabricados por la sociedad industrial avanzada. Después de incurrir en la pintura abstracta, el artista suizo experimentó con el movimiento como forma de expresión. Sus primeras obras, expuestas en París, se movían gracias a motores eléctricos. Piezas monumentales que plasmaban un universo irónico de máquinas inútiles que, parecía, estaban produciendo. “El concepto es mostrar que una obra de arte no es nunca un objeto definitivo, sino que sus capacidades creativas son, en verdad, las potencialidades que le otorgan tanto el artista como los espectadores”. También trabajó los ready-made, acercándose a los nuevos realistas y a los artistas del ensamblaje neoyorkinos. Su producción, que tocó todos los temas que interesaban a los artistas de su generación, le valió un importante hueco en el París de Posguerra, una figura relevante de la talla de Yves Klein. Actualmente Jean Tinguely está representado en los museos más importantes de todo el mundo, destacando el Museo Tinguely de Basilea, Suiza, dedicado a la vida y obra del pintor, en la Tate Modern de Londres, en el Metropolitan Museum of Art de Nueva York o en el Museo Reina Sofía.