JOAN MIRÓ I FERRÀ (Barcelona, 1893 – Palma de Mallorca, 1983).
"Untitled 6", 1974.
Gouache, tinta y pastel sobre papel Japón.
Firmado.
Con certificado de autenticidad emitido por ADOM.
Procedencia:
- Pierre Matisse Gallery, Nueva York.
- Acquavella Galleries, Nueva York.
- Galerie Claude Bernard, París.
Bibliografía: W. Schmalenbanch, Joan Miró, Propyläen, Berlín, 1982, n. 43, p. 89 (col).
Medidas: 41 x 41 cm.; 62,5 x 62,5 cm. (marco).
Esta obra de Joan Miró, ejecutada con materiales mixtos sobre papel Japón, se inscribe en el ámbito más lírico y esencialista de su producción gráfica y pictórica de madurez. Miró construye una constelación de signos mínimos (un punto rojo orlado de negro, una figura humanoide esquemática, un círculo azul de bordes difuminados y dos signos que recuerdan tanto al número uno como a picos montañosos) sobre un campo blanco casi inmaculado, que el artista convierte no en vacío, sino en un espacio vivo y expectante. La economía de medios y la deliberada dispersión de las formas responden a una lógica poética y evocadora más que narrativa. El punto rojo, vibrante, podría interpretarse como un corazón cósmico, el disco solar o un núcleo de energía. El círculo azul, difuso, parece irradiar serenidad o distancia: color y forma asociados a lo onírico y lo espiritual en la simbología mironiana. La figura humana, reducida a un signo casi infantil, es una constante en la obra del artista: representa no tanto al hombre como tal, sino al ser primigenio, al habitante del sueño y del mito. Los dos signos angulares actúan como marcas rítmicas o acentos visuales, anclando la composición y participando del juego ambiguo entre escritura, símbolo y paisaje. El papel Japón, elegido por su textura orgánica y su fragilidad visual, acentúa el carácter efímero y meditativo de la obra. La textura frágil y sedosa refuerza la idea de una superficie viva, vulnerable: un campo donde los signos flotan con ligereza e intensidad.
Joan Miró se forma en Barcelona, y debuta individualmente en 1918, en las Galerías Dalmau. En 1920 se traslada a París y se encuentra con Picasso, Raynal, Max Jacob, Tzara y los dadaístas. Allí, bajo la influencia de los poetas y pintores surrealistas, va madurando su estilo; trata de trasponer a lo visual la poesía surrealista, basándose en la memoria, la fantasía y lo irracional. Su tercera exposición en París, en 1928, supone su primer gran triunfo: el Museo de Arte Moderno de Nueva York adquiere dos obras suyas. Regresa a España en 1941, y ese mismo año dicho museo le dedica una retrospectiva que supondrá su definitiva consagración internacional. A lo largo de su vida recibió numerosos galardones, como los Grandes Premios de la Bienal de Venecia de y de la Fundación Guggenheim en, el Carnegie de Pintura en, las Medallas de Oro de la Generalitat de Cataluña y de las Bellas Artes, y fue nombrado Doctor Honoris Causa por las universidades de Harvard y Barcelona. En la actualidad su producción puede contemplarse en la Fundación Joan Miró de Barcelona, así como en el Museo Thyssen-Bornemisza, el MoMA de Nueva York, el Museo Reina Sofía de Madrid, la National Gallery de Washington, el MNAM de París o la Albright-Knox Art Gallery de Buffalo.