Escuela de JEAN BAPTISTE GREUZE Tournus, 1725–París, 1805)
“Niño durmiente”.
Acuarela sobre papel.
Presenta anagrama en la zona inferior.
Medidas: 22,5 x 17,5 cm; 48 x 42 cm (marco).
Este cuadro se adscribe a la estela sensualista dieciochesca, aunque adaptada a los cánones románticos del siglo diecinueve. La influencia de Jean Baptiste Greuze se aprecia en la frescura de las carnaciones. Greuze nos legó composiciones similares, de niñas abrazadas a perritos, en las que exploraba el vínculo afectivo entre ambos, simbolizando la fidelidad y el cariño mútuo. La precisión en los detalles reflejaba su habilidad técnica y su sensibilidad para capturar matices emocionales.
Jean-Baptiste Greuze, fue un pintor y dibujante francés cuya obra desempeñó un papel relevante en la evolución de la pintura de género y del retrato en Francia durante el siglo XVIII. Hijo de un empresario y arquitecto, desde muy joven mostró una inclinación marcada hacia el dibujo, a pesar de la voluntad de su padre, quien deseaba que se dedicara al comercio. Su vocación artística fue alentada por el pintor lionés Charles Grandon, de quien fue discípulo. Posteriormente, Greuze se trasladó a París junto a su maestro y se estableció en la capital en 1750. Ingresó como alumno en la Académie royale de peinture et de sculpture, bajo la tutela de Charles-Joseph Natoire, con quien mantuvo algunas desavenencias.
Su debut en el Salón de 1755 constituyó un éxito rotundo, especialmente con la obra El padre de familia leyendo la Biblia a sus hijos, que recibió una excelente acogida. Ese mismo año fue admitido como miembro asociado de la Academia. Entre 1755 y 1757 residió en Roma.
Greuze introdujo en la pintura de género y en el retrato francés un realismo influido por la tradición neerlandesa, contraponiéndose a la ligereza y el cromatismo brillante que caracterizaban la pintura del siglo XVIII. A través de expresiones faciales intensas y gestos cargados de dramatismo, sus obras asumieron un carácter moralizante, sosteniendo la idea de que la pintura debía vincularse estrechamente con la vida cotidiana. Su meticulosa atención al detalle en decorados y vestimentas no solo apelaba a la sensibilidad emocional del espectador, sino que también tenía un propósito educativo y edificante.