Escuela italiana; siglo XVIII.
“Retrato de niño”.
Grafito, clarión y sanguina sobre papel.
Posee marco del siglo XIX.
Medidas: 28 x 20 cm; 37 x 29 cm (marco).
Retrato infantil en el que se aprecia únicamente el rostro del protagonista. La pieza destaca por el detallismo de los rasgos del rostro, a diferencia del cuello que queda únicamente esbozado a través de varios trazos rápidos.
Durante el siglo XVIII, el retrato infantil adquirió un valor significativo en la pintura italiana, en estrecha relación con los ideales pedagógicos, sociales y culturales de la época. En el contexto de la unificación italiana y la consolidación de una identidad nacional. El retrato infantil se convirtió en un vehículo para transmitir ideales de inocencia, pureza y esperanza, pero también de disciplina y pertenencia social.