Escuela flamenca; finales del siglo XVIII.
“Marina”.
Guache y tinta sobre papel pegado a cartón.
Presenta faltas y manchas provocadas por humedad.
Medidas: 26 x 42 cm; 43 x 59 cm (marco).
El género de la marina en la pintura del siglo XVIII alcanzó una madurez que lo consolidó como uno de los temas predilectos de la cultura visual de la Ilustración. Lejos de ser un mero registro topográfico o un ejercicio de virtuosismo técnico, la pintura de marinas en este periodo se convirtió en un espacio de diálogo entre ciencia, política y estética, reflejando el creciente interés europeo por el conocimiento geográfico, la exploración y el dominio de los mares.
En países Francia, Inglaterra y Países Bajos, este género adquirió una especial relevancia. Los pintores se esmeraron en representar la exactitud de las naves y de las maniobras navales, alimentando tanto el orgullo nacional como la memoria de grandes gestas marítimas. En España, el impulso borbónico a la ciencia náutica y la modernización de la armada propició un renovado interés por el tema: los puertos, astilleros y arsenales se representaron con detalle casi documental, reflejando el poderío naval como emblema de modernidad y orden.