Escuela española; siglo XVII.
“Magdalena penitente”.
Barro policromado
Presenta leves pérdidas.
Medidas: 25 x 21 x 18 cm.
Escultura modelada en barro que representa a María Magdalena en un momento de reflexión, observando la calavera que sostiene con una de sus manos. La santa se muestra arrodillada, en actitud de clemencia. Formalmente, la escultura denota especial atención a los pliegues de su vestimenta, los cuales caen por su parte trasera originando acusadas curvas. Sin embargo, su rostro sereno, la postura apacible y la rotundidad de las formas se alejan en cierto modo del gusto barroco, a favor de un sentido escultórico más mesurado de influencia clásica, donde lo volumétrico posee un gran peso. De tal modo la pieza se muestra así excepcional en su sentido artístico. A pesar de que la obra ha sido concebida de forma exenta, trabajada con cuidado en todos sus ángulos, es altamente probable que perteneciese a un conjunto escultórico de mayores dimensiones, seguramente destinado a la devoción privada.
María Magdalena es mencionada en el Nuevo Testamento como una distinguida discípula de Cristo. De acuerdo con los Evangelios, alojó y proveyó materialmente a Jesús y sus discípulos durante su estancia en Galilea, y estuvo presente en la Crucifixión. Fue testigo de la Resurrección, así como la encargada de transmitir la noticia a los apóstoles. Se la identifica también con la mujer que ungió con perfumes los pies de Jesús antes de su llegada a Jerusalén, por lo que su atributo iconográfico principal es un pomo de esencias. En solitario, María Magdalena suele representarse en una variable de la que aquí presentamos, haciendo penitencia en el desierto, arrepentida de sus pecados pasados. La historia de esta santa sirve de ejemplo del perdón de Cristo, y transmite el mensaje de la posibilidad de redención del alma a través del arrepentimiento y la fe.
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