Escuela italiana; primera mitad del siglo XVII.
“Cristo expirante”.
Bronce plateado.
Medidas: 29 x 28 x 5 cm; 38 cm (base).
El Crucifijo, de gran calidad ejecutiva, forma parte del grupo de bronces de este tipo del círculo Giambolo-Gnesco, fechable entre finales del siglo XVI y principios del XVII. La obra aquí propuesta presenta similitudes con ejemplos conocidos como: dos crucifijos del Convento de la Santissima Annunziata, Florencia; el del Smith College Museum of Art, Northampton; otro en una colección privada, Siena (reproducido en P. Torriti, fig. 77); otro en una colección privada, Siena (reproducido en P. Torriti, fig. 77); y otro en el Smith College Museum of Art, Northampton. Torriti, fig. 77); otros tres ejemplos en colecciones privadas (Catálogo de la exposición: "Giambologna 1529-1608", 1978, nos. 99, 100, 101); también la variante híbrida del "Cristo semivivo" en el Museo Municipal de Douai.
Debido a la linealidad de los pliegues del taparrabos, se revela como obra de la generación posterior a Giambologna, que prefería las superficies planas de tela. Se distingue de los ejemplos citados por su vigorosa articulación anatómica y la ejecución refinada y detallada de los rasgos del bello rostro y del cabello. Mientras que en los ejemplares que hemos mencionado Cristo gira la cabeza hacia arriba y a la derecha, el Cristo que examinamos es el único ejemplar en el que la
cabeza está reclinada hacia la izquierda, conforme al arquetipo gráfico del que deriva el Cristo vivo de la escultura de Giambologna, es decir, el Crucifijo diseñado por Miguel Ángel para Vittoria Colonna hacia 1540 (Londres, British Museum, inv. 1895-9-15-504r). Cf. Giambologna 1529- 1608. Sculptor to the Medici, catálogo de la exposición Edimburgo, Londres, Viena, editado por C. Avery, A. Radcliffe, Londres 1978, nos. 98-104, pp.140-142 (K.J. Watson); P. Torriti, Pietro Tacca da Carrara, Génova, 1984; M. Tommasi, Pietro Tacca, Pisa, 1995; E. D. Schmidt, Scultura sacra nella Toscana del Cinquecento, en Storia delle arti in Toscana: il Cinquecento, editado por R. P. Ciardi, Florencia, 2000, pp. 231-254, en particular p.248 con nota 83.
Las Crucifixiones y crucifijos han aparecido en la historia del arte y la cultura popular desde antes de la era del Imperio Romano pagano. La crucifixión de Jesús ha sido representada en el arte religioso desde el siglo IV. Es uno de los temas más recurrentes en el arte cristiano y el de una iconografía más evidente. Si bien se representa a veces a Cristo vestido, lo habitual es representar su cuerpo desnudo, aunque con los genitales cubiertos con un paño de pureza (perizonium); los desnudos integrales son muy raros, pero destacados (Brunelleschi, Miguel Ángel, Cellini). Las convenciones de representación de las distintas actitudes de Cristo crucificado se designan con las expresiones latinas Christus triumphans ("triunfante" -no debe confundirse con la Maiestas Domini o el Pantocrátor-), Christus patiens ("resignado" -no debe confundirse con el Cristo de la paciencia-)y Christus dolens("sufriente" -no debe confundirse con el Vir dolorum-). El triumphans se representa vivo, con los ojos abiertos y el cuerpo erguido; el patiens se representa muerto, con la voluntad totalmente vaciada (kénosis), la cabeza inclinada, el rostro con expresión serena, los ojos cerrados y el cuerpo arqueado, mostrando las cinco llagas; el dolens se representa de un modo similar al patiens, pero con un gesto de dolor, particularmente en la boca.