JODOCUS VREDIS (c.1473-1540)
“Johannesschüssel”,
Bronce.
Medidas: 18 x 1,5 cm.
Este medallón en relieve representa la cabeza decapitada de San Juan Bautista, una iconografía de fuerte carga simbólica y devocional que se remonta al relato bíblico narrado en el Evangelio de Marcos (Mc 6,16-29). Según la tradición, el rey Herodes, instigado por la petición de la hija de Herodías, ordenó la decapitación de Juan el Bautista, cuya cabeza fue entregada en un cuenco. A partir de finales de la Edad Media, este motivo se difundió ampliamente, especialmente en contextos litúrgicos, teatrales (como en los misterios) y de devoción privada, sirviendo también como objeto votivo al que se atribuían propiedades protectoras contra las enfermedades de la cabeza y el cuello.
La obra aquí representada es una de las múltiples versiones derivadas del famoso Johannesschüssel, atribuida al escultor alemán Jodocus Vredis (c. 1473–1540), activo en la región de Münster a comienzos del siglo XVI. El original de esta serie se conserva en el Landesmuseum de Münster, donde también se encuentra una versión cerámica que presenta una disposición similar: la cabeza en relieve de San Juan al centro, rodeada por una inscripción en el borde. El relieve que observamos, realizado en bronce y probablemente concebido como objeto portátil o colgante, repite esta fórmula compositiva con notable fidelidad.
La inscripción en latín que rodea la imagen «NON SURREXIT INTER NATOS MULIERUM MAJOR IOHANNE BAPTISTA» es una cita del Evangelio de Mateo (Mt 11,11), que resalta la grandeza espiritual de Juan el Bautista: “Entre los nacidos de mujer no ha surgido nadie mayor que Juan el Bautista”. Este panegírico, también presente en otros ejemplares históricos como el plato de ágata de Génova del siglo XIII o el ejemplar del Museo de Cluny, enfatiza el carácter sagrado del mártir y refuerza el uso devocional del objeto.
La expresión facial del Bautista, serena y resignada, junto con el tratamiento detallado de la cabellera y la barba, revela una sensibilidad gótica tardía que dialoga con la transición al Renacimiento en el norte de Europa. El uso del bronce confiere a la obra un carácter duradero y solemne, mientras que su diseño circular permite una lectura visual y textual simultánea, facilitando su empleo tanto en procesiones como en prácticas devocionales privadas.