ANTONIO OTEIZA EMBIL (San Sebastián, 1926).
“El acordeonista”.
Escultura de cerámica esmaltada sobre peanad e madera.
Firmada. Con numeración.
Medidas: 23 x 13 x 10 cm (escultura); 4 x 15 x 12 cm (peana).
Antonio a los diez años se traslada con su hermano Ignacio a vivir a Orio, donde estudia en el Colegio la Salle de Zarauz. En 1945 entra en el noviciado de los Capuchinos, en Bilbao y comienza a estudiar Filosofía y Teología, siendo ordenado sacerdote en Madrid por el obispo Eijo Garay en 1953. Destinado como misionero en Báyamo (Cuba), pasa 5 años en Venezuela. Antonio inicia su carrera como artista realizando sus primeras obras en la década de los 50. De vuelta a Madrid en 1961, plantea a sus superiores dedicarse al arte religioso. Recibe clases de manos del escultor Víctor de los Ríos y del pintor de San Fernando Amadeo Roca. Monta un taller en el convento capuchino de Cuatro Caminos (Madrid) y allí crea sus primeras obras, perfectamente figurativas, como corresponde a los criterios de una formación académica. Allí realiza piezas como “San Francisco y el lobo”, “San Francisco y las tórtolas” y dos acerca de Pau Casals. En estas se aprecia la confluencia o síntesis formal entre las formas redondeadas orgánicas y los planos geométricos nítidos. Antonio va definiendo lentamente su estilo. Trabaja madera y piedra. A mediados del mismo año se le da permiso para estudiar arte en La Escuela Internacional de Perusa (Italia). A su vuelta, en 1963, Antonio expone en Vitoria con el jesuita Santiago Montes. Durante estos años participa en el movimiento de renovación del arte religioso que promueve el concilio Vaticano II. En octubre de 1964 Antonio se ve obligado a desmantelar el taller de Cuatro Caminos, pues es destinado a La Coruña. Allí reanuda la práctica de la cerámica. En Gijón quedan muchos trabajos suyos, que ascienden a casi 20 obras. En 1969 pasa un año en Aránzazu con su hermano Jorge, donde trabaja en la obra de la Basílica. Su hermano Jorge es elegido para encabezar la obra junto al arquitecto Saénz de Oiza, los escultores Lucio Muñoz y Eduardo Chillida, los pintores Carlos Pascual de Lara y Néstor Basterrrechea y fray Javier M. de Eulate, autor de las vidrieras. Es la única vez que los dos hermanos trabajarán juntos.