YVES KLEIN (Niza, 1928-París, 1962).
“Petite Venus”, 1956-1957.
Broche de latón, pigmento azul Klein internacional, pan de oro y acrílico. Urna de metacrilato.
Ejemplar 185/500.
Obra publicada en "Art To Wear, Jewellery by Post-War Painters and Sculptors", Martine Newby Haspeslagh, pág. 47.
Medidas: 13 x 8,9 x 8,9 cm (con plexiglás).
La "Petite Vénus" de Yves Klein es una escultura emblemática que representa una Venus de tamaño reducido. Realizada en latón, ha sido policromada con en el característico pigmento azul ultramar patentado «Azul Klein Internacional», creado por Yves Klein en los años 1955-1960 tras una larga investigación: «Buscaba un medio de fijación capaz de fijar cada grano de pigmento entre sí y después al soporte, sin que ninguno de ellos se alterara ni se viera privado de sus posibilidades autónomas de irradiación, al tiempo que se unía con los demás y con el soporte, creando así la masa coloreada, la superficie pictórica».
Artista clave del movimiento neo-dadaísta, Yves Klein nació en el seno de una familia de artistas, si bien inició su carrera como judoka. Atraído profundamente por la filosofía y la práctica del judo, estudió en el Instituto Kodokan de Tokio, cuya escuela de judo está muy influenciada por la filosofía zen. También desde muy joven Klein se interesó por la religiosidad cristiana de la Orden Rosacruz, conjugando la búsqueda de un estado de vacío y total armonía del zen con el ritual y la inmaterialidad de los rosacruces. Estos aspectos permanecerán en su personalidad el resto de su vida, y tendrán su expresión en su arte. Klein comienza a pintar en los años cincuenta, y se presenta como artista plástico en el Salon des Réalités Nouvelles de París de 1955, con el monocromo “Expresión del universo de color minio naranja”. Sin embargo, el Salón rechazó su obra, argumentando que un solo color no bastaba para crear una pintura. En esta primera etapa Klein realizará obras monocromas, utilizando rodillo y no pincel para eliminar cualquier rastro de la mano del artista. El color se convierte en protagonista, como sensibilidad materializada, como percepción sensorial. En concreto, para él el más importante será el color azul, al cual el artista atribuye los motivos más abstractos de la naturaleza tangible, como son el cielo y el mar. En este contexto, Klein buscó durante mucho tiempo un azul que conservara la luminosidad original del pigmento, hasta dar con el IKB (Azul Klein Internacional). Se trata de un azul ultramar profundo que el propio artista desarrolló y patentó. A lo largo de su carrera mostró su obra en exposiciones celebradas en ciudades como Milán, París, Dusseldorf o Londres, obteniendo un rápido reconocimiento internacional. También explorará más allá de la pintura, proponiendo una personal idea arquitectónica que sustituye las paredes por corrientes de aire, o con exposiciones como “Le Vide” (París, 1958), en el que presentó una sala completamente vacía, pintada por él de blanco. Asimismo, ha realizado destacadas series como las “Antropometrías”, huellas corporales de color azul, rosa o dorado, y las “Cosmogonías”, donde Klein capta las huellas del viento y la lluvia. Actualmente se pueden contemplar obras de Yves Klein en destacados museos de todo el mundo, entre ellos el MoMA, el Guggenheim y el Metropolitan de Nueva York, el Centre Pompidou de París, la Tate Gallery de Londres, el MUMOK de Viena, el Guggenheim de Bilbao, el MNCARS de Madrid, la Galleria Nazionale d’Arte Moderna e Contemporanea de Roma y otras colecciones públicas y privadas.