Escuela española; siglo XVI.
“Natividad”.
Madera tallada y policromada.
Presenta faltas y daños provocados por xilófagos.
Medidas: 97 x 61 x 13 cm.
El Evangelio de San Lucas cuenta que San José y la Virgen María se trasladaron a Belén para empadronarse a raíz de un censo ordenado por Roma y añade: "Y sucedió que, mientras ellos estaban allí, se le cumplieron los días del alumbramiento, y dio a luz a su hijo primogénito, le envolvió en pañales y le acostó en un pesebre, porque no tenían sitio en el alojamiento. Algunos evangelios apócrifos, como el Protoevangelio de Santiago o el Pseudo-Mateo, se refieren al lugar del nacimiento como una gruta o cueva, sumida en oscuridad, motivo que aparecerá frecuentemente en el arte bizantino y que se mantiene también en los tradicionales belenes. En el arte occidental, en cambio, el motivo de la gruta es poco habitual. Basándose en relatos como el de La leyenda dorada de Jacobo de Vorágine, del siglo XIII, la escena suele localizarse en un establo o cobertizo, generalmente en ruinas y semi-abandonado, que era utilizado como refugio o lugar de descanso tanto por personas como por animales.