Escuela italiana, ca. 1700.
"Diana".
Busto de mármol.
Peana posterior.
Presenta restauraciones: tocado, punta de la nariz, lóbulo de la oreja, pezón.
Medidas: 64 x 41 x 19 cm.
Este busto de Diana (o Artemisa, en su denominación griega) tallado en mármol hacia el año 1700, constituye un magnífico ejemplo del renacer neobarroco de la escultura mitológica en el tránsito entre los siglos XVII y XVIII. Denota el virtuosismo del alto barroco italiano y el sensualismo rococó, evocando tanto el ideal de belleza heredado de la Antigüedad como la sensualidad latente que caracteriza la escultura de este período. La diosa de la caza es representada en una actitud contemplativa: su mirada se dirige hacia lo alto, los ojos almendrados fijos en un punto invisible, cenital, como absortos en una visión superior. Los labios, entreabiertos con una delicadeza sugerente, están sensualmente perfilados, aportando a la obra una carga emocional sutil, cercana al pathos barroco. El rostro, de óvalo armonioso, presenta una nariz recta, labios carnosos, y un leve hoyuelo en la barbilla, elementos que dotan a la figura de una vitalidad. El cabello, tratado con exquisita minuciosidad, se organiza en rizos ondulantes y tirabuzones que caen en un recogido cuidadosamente modelado, del cual emerge una cola que desciende grácilmente sobre el hombro derecho.
El tratamiento del busto revela un dominio sobresaliente de la técnica marmórea: uno de los pechos aparece descubierto, mientras el otro es velado apenas por una túnica finísima que deja entrever el pezón, en un efecto que remite directamente a la célebre técnica de los "paños mojados", heredada de la escuela de Fidias y revalorizada por los escultores del Barroco. Los pliegues del tejido han sido ejecutados con diestro drapeado. El conjunto captura la tensión entre la castidad divina y la sensualidad terrenal, siendo una diosa caracterizada por su virginidad y pudor, pero también por una belleza arrolladora.