Escuela española del siglo XVI.
“Los Cuatro Evangelistas”.
Madera tallada y policromada.
Presentan desgates y faltas de policromía. Precisan restauración.
Medidas: 25 x 12 x 10 cm (el mayor).
Este conjunto de tallas renacentistas que condensan con condensan con sobriedad expresiva y rigor compositivo los atributos del Renacimiento español. Cada Evangelista aparece sentado, en actitud recogida, sosteniendo el libro de los Evangelios, signo de su misión divina como testigos y narradores de la vida de Cristo. Los rostros, modelados con una profunda sensibilidad, revelan serenidad interior y contemplación reflexiva: tres de ellos lucen barbas cuidadosamente esculpidas, signo de madurez espiritual, mientras que uno (probablemente San Juan) es imberbe, en correspondencia con la tradición iconográfica que lo representa como el más joven y cercano a Cristo.
Las figuras se individualizan no solo por su fisonomía, sino también por sus gestos diferenciados: uno se inclina sobre el libro y escribe con concentración, otro señala un pasaje con el dedo, captando nuestra atención hacia el contenido sagrado, un tercero se gira hacia un niño alado, símbolo del Evangelista Mateo, estableciendo un diálogo tácito entre lo humano y lo divino.
Las túnicas, talladas con voluntad naturalista, caen en pliegues amplios, revelando el dominio técnico del escultor en el tratamiento de la materia y su atención al drapeado verosímil, influido por los modelos italianos que circulaban por la península.
Los símbolos tradicionales acompañan discretamente a cada figura: el águila de San Juan, el toro de San Lucas, el león alado de San Marcos y el ángel o niño de San Mateo. Estas criaturas, inspiradas en la visión apocalíptica de Ezequiel y el Apocalipsis de San Juan, subrayan la dimensión celestial de su mensaje.