CLAIRE JEANNE ROBERTE COLINET (1880-1950)
“Danse de Carthage”, c.1920.
Bronce dorado con base de ónix.
Firmado.
Medidas: 54,5 x 52 x 22 cm.
Aunque las estatuillas de estilo Art Déco esculpidas por Claire Jeanne Roberte Coline durante el período de entreguerras como su Danse de Carthage alcanzaron una gran popularidad, hasta la fecha, no se ha realizado una investigación profunda al respecto. Como mujer escultora en la primera mitad del siglo XX, Colinet debió legitimarse dentro de un campo tradicionalmente masculino. Lo logró mediante múltiples vías. Además de su formación en el taller privado de un maestro reconocido, participó activamente en salones de orientación tradicionalista, como los organizados por la Union des femmes peintres et sculpteurs, la École française, el municipio de Asnières-sur-Seine y el Salon des artistes français, este último representante del arte oficial de la época, del cual recibió una mención honorífica en 1914.
Fue también nombrada Oficial de la Academia en 1912 y Oficial de Instrucción Pública en 1924. Estas distinciones institucionales le permitieron, por un lado, convertir algunas de sus esculturas en bronces decorativos gracias a editores de arte como Gustave Leblanc-Barbedienne, Arthur Goldscheider, Edmond Etling y Les Neveux de J. Lehmann, lo que le aseguró una fuente de ingresos y una amplia difusión de su obra. Por otro lado, le permitieron recibir varios encargos públicos en los años 30, entre ellos su Allégorie de la Musique [Alegoría de la Música] de 1935 para el frontón del centro administrativo y social de Asnières-sur-Seine.
En cuanto a su profesionalización como artista, destaca también su elección de firma: “C(l).J.R.Colinet”, libre de toda referencia conyugal, pero incluyendo las iniciales de sus tres nombres, lo cual subraya una “autoría más explícitamente personal”. También es relevante la construcción de su imagen social como artista, mediante la difusión de una fotografía —que ella y su primer esposo, Georges Godchaux, utilizaron como tarjeta de felicitación en 1910— en la que se la ve de pie, en su taller, en plena creación, vestida con ropa de trabajo y herramientas en mano.