GEORGES CHARLES COUDRAY (Francia, 1864 – 1932).
“Sémiramis”.
Escultura en bronce, en distintos tonos ocres.
Firmada por el artista y del fundidor «Société des bronzes de Paris».
Medidas: 71 cm. altura.
Bronce titulado «Sémiramis», en alusión a una legendaria reina de Babilonia tocando una lira oriental. Finamente cincelada y con una patina marrón que realza sus contornos, la obra presenta a la soberana absorta en la ejecución musical. Los detalles en la vestimenta y los atributos confieren a la figura un aura de nobleza. La pose, imbuida de gracia y dignidad, sugiere su poder e influencia como figura mítica. La obra es característica del estilo de finales del siglo XIX y principios del XX, en la transición hacia el Art Nouveau, donde el detallismo academicista se fusiona con una creciente libertad en la representación de las formas y una inclinación por temas exóticos o históricos.
Nacido en París, hijo de un ebanista, Marie Georges Charles comenzó su formación como escultor en la Escuela de Bellas Artes de París en 1884 bajo la supervisión de Alexandre Falguière y más tarde de Gabriel Jules Thomas. Expuso regularmente en el Salón desde 1883 hasta 1890 y luego de forma esporádica hasta 1903. Entre sus obras más características se encuentran «Aquila» (bronce, 1892), «Les Nénuphars» (busto en terracota, 1899) y, por supuesto, su obra más famosa, «Tahoser», modelo de un joven arpista egipcio inspirado en el Roman de la Momie de Théophile Gautier (yeso presentado en el Salón de 1892). Coudray también es conocido como orientalista.
Nacido en París, Coudray se formó como discípulo de Thomas y y Falguière, y exhibió sus obras en el Salón desde 1883 hasta 1903. Se especializó en estatuas, bustos y medallones con retratos, frecuentemente de inspiración oriental. Algunas de sus obras más destacables son “Aquila”, estatuilla en bronce de 1892; “Les Nénuphars”, busto en terracota de 1899; e “Iris”, en mármol, de 1902. No obstante, su pieza más celebrada y reproducida fue una escultura en yeso titulada “Tahoser”, inspirada en la novela “Roman de la Momie” de Théophile Gautier, que representa a una mujer egipcia tocando el arpa. Esta escultura fue expuesta en el Salón de 1892, y pronto reproducida en bronce.