Escuela napolitana. Grand Tour. primer cuarto del del siglo XIX
"Sileno o fauno borracho". Después de la Antigüedad.
Bronce patinado (a la cera perdida).
Medidas: 18,5 x 20 x 11 cm.
Esta pequeña escultura de bronce patinado representa a un Sileno o fauno, en un estado de completa embriaguez. La obra, datada en el primer cuarto del siglo XIX y originaria de Nápoles, es un claro ejemplo de los recuerdos de alta calidad que los viajeros adinerados adquirían durante su Grand Tour por Italia.
La figura está representada en una pose lánguida y desinhibida, reclinada sobre lo que parece ser un odre de vino, atributo clásico de los personajes del cortejo del dios Dioniso. Su cuerpo, de anatomía musculosa y bien definida, se desploma con un naturalismo que transmite eficazmente el peso y el abandono del sueño o la inconsciencia etílica.
El brazo derecho está alzado en un gesto dramático y expresivo, casi teatral, mientras que la cabeza, coronada con hojas de hiedra o vid, se inclina hacia atrás. Esta composición diagonal crea una sensación de dinamismo e inestabilidad, capturando a la perfección la esencia del personaje y su estado.
La escultura fue realizada mediante la técnica de fundición a la cera perdida, un método complejo que permite un alto nivel de detalle y precisión.
La pieza se inspira directamente en modelos grecorromanos, una práctica habitual del Neoclasicismo. Nápoles, junto con Roma, era un centro de producción de estas obras inspiradas en los descubrimientos de Pompeya y Herculano.
El término “Grand Tour”, que aparece por primera vez en la obra “El Voyage d’Italie” de Richard Lassels, fue el empleado para definir el largo viaje por Europa, especialmente por Italia, que realizaron habitualmente los jóvenes aristócratas británicos a partir del siglo XVII, pero sobre todo a lo largo del XVIII y XIX. El viaje tenía como objeto que los jóvenes conocieran el arte y la cultura principalmente de Francia y de Italia, admiraran de primera mano el arte clásico, aprendieran o mejoraran el conocimiento de idiomas y establecieran contactos y relaciones con las élites culturales y políticas de estos países. Los viajeros solían buscar piezas con las que iniciar sus propias colecciones artísticas, objetos para llevar de recuerdo a sus lugares de residencia. Por este motivo surgieron talleres especializados en la réplica de piezas romanas, tanto en bronce como en mármol, algunos de los cuales adquirieron gran reputación.