FRANÇOIS BERNARD MARIE APHONSE DE TOMBAY (Lieja, 1843- Bruselas, 1918).
“Santa Filomena”.
Madera tallada, patinada y dorada.
Presenta faltas en la policromía, faltas y restauraciones.
Firmada.
Medidas: 149 x 55 x 42 cm; 83,5 x 70 x 49 cm (peana).
Escultura devocional realizada en madera tallada que representa a una joven de rasgos dulcificados con corona de rosas y una flecha sostenida por su mano derecha y apoyada en su cuerpo. Esta iconografía invita a pensar que se trata de la representación de Santa Filomena. La leyenda narra que Filomena era la princesa de una ciudad de Corfú, hija única de reyes cristianos que se bautizaron cuando Publio, su médico personal, les dijo que Dios les podía ayudar a tener el hijo que tanto deseaban. A los trece años de edad Filomena viajó a Roma con sus padres, cuando el emperador Diocleciano les hizo llamar para declararles oficialmente la guerra. Sin embargo, impresionado por la belleza y elegancia de la princesa, les ofreció la paz si la muchacha le era entregada como esposa. Los padres aceptaron, pero Filomena rechazó el trato, dado que había hecho un secreto voto de virginidad años antes. Tras muchos esfuerzos inútiles por convencer a la princesa, Diocleciano ejecutó a sus padres y la encarceló. Filomena fue azotada, lanzada al río Tiber con un ancla amarrada a su cuerpo y asaeteada al menos dos veces, pero la intervención divina la salvó una y otra vez de morir. Finalmente, cuando parte del pueblo romano empezó a ponerse de su parte y protestó por su prisión, Filomena fue acusada de brujería y decapitada. En el arte, esta santa es representada como una joven de cabello oscuro, largo y ondulado, vestida con una túnica blanca, azul o anaranjada, portando la palma del martirio, las flechas (aquí omitidas) y el ancla, y tocada con una corona real o de flores sobre la cabeza.
Hijo de Joseph Detombay, quien también se dedicaba a la escultura, y de Bernardine Dubois, creció en un entorno familiar marcado por el arte y la tradición escultórica. Se formó en la Academia de Bellas Artes de Lieja, donde fue discípulo de Prosper Drion, un reconocido maestro de la época. Gracias a su talento, en 1873 obtuvo una beca otorgada por la fundación Lambert Darchis, lo que le permitió continuar su formación en Roma, ciudad donde residió entre 1874 y 1878. Durante esos años, profundizó su conocimiento de la escultura clásica y desarrolló un estilo que combinaba la tradición académica con influencias contemporáneas. Tras su regreso a Bélgica, se estableció en Bruselas, donde continuó su carrera artística y vivió hasta su muerte en 1918. Su obra, aunque menos conocida en la actualidad, formó parte del movimiento escultórico belga del siglo XIX y refleja el espíritu de su tiempo.