VIK MUNIZ (São Paulo, 1961),
“Principia (stereoscope)”, 1997.
Fotografías, cuero metal, madera. Una de ellas justificada 7/100.
Obras reproducidas en: Vik Muniz: Obra Completa, 1987-2009, Pedro Corrêa do Lago, Catálogo Raisonné, Rio de Janeiro, 2009, p. 286,287,288,289,290,291.
Una de las fotografías está firmada y justificada por el artista.
Medidas: 26 x 33 x 20 cm (estereoscopio); 9 x 18 cm (fotografías, x8).
Vik Muniz, es un destacado artista y fotógrafo cuya obra ha alcanzado tanto el éxito comercial. Representó a Brasil en importantes bienales, como la de São Paulo en 1998 y la de Venecia en 2001. Desde temprana edad, Muniz mostró inclinación hacia las artes visuales como medio de expresión, motivado por sus dificultades con la escritura. Comenzó su carrera profesional en la industria publicitaria y, tras un incidente en el que fue herido accidentalmente, utilizó la compensación económica recibida para viajar a Estados Unidos. Allí, se estableció en Nueva York en 1984, donde inició su trayectoria como escultor y realizó su primera exposición individual en 1989.
En su obra inicial, Muniz intervenía fotografías de dibujos, imprimiéndolas en medios tonales que remiten a los procesos editoriales. Esta técnica cuestiona la fidelidad de la memoria visual, proponiendo imágenes como representaciones mentales más que registros precisos. A partir de los años noventa, incorporó materiales cotidianos como azúcar, chocolate o basura para reinterpretar obras de la cultura popular y de los antiguos maestros, en una estrategia que él mismo denominó como “la peor ilusión posible”.
Muniz ha orientado gran parte de su producción hacia proyectos de crítica social y ambiental. Entre estos destacan las series Sugar Children (1996), que retrata niños trabajadores en plantaciones de caña; Pictures of Junk (2006), imágenes monumentales hechas con desechos; y Pictures of Garbage (2008), con materiales recolectados en el vertedero de Jardim Gramacho, en Río de Janeiro. Este último proyecto derivó en el documental Waste Land (2010), nominado al Oscar, donde se evidencia cómo el arte puede visibilizar la dignidad de poblaciones marginadas y denunciar problemas socioambientales.
Asimismo, en 2014 dirigió This Is Not a Ball, un documental que explora el impacto social del fútbol como fenómeno cultural. Su compromiso con la educación artística y la inclusión social fue reconocido en 2011, cuando fue nombrado Embajador de Buena Voluntad de la UNESCO.