Escuela griega de finales del siglo XVII.
"Tríptico con la Virgen y el Niño".
Témpera sobre madera.
Medidas: 10 x 33,5 x 3 cm. (abierto); 10 x 21 cm. x 3 cm. (cerrado).
El tema mariano ocupa un lugar privilegiado en la iconografía griega de tradición ortodoxa. En este tríptico, la Virgen con el Niño presiden la tabla central, y aparecen custodiados por tres santos en la zona de la predela. En las tablas laterales, custodian la Maternidad sendos arcángeles y, respectivamente, dos caballeros de la fe (un san Jorge y, probablemente, Santiago Apóstol). Las figuras presentan cánones estilizados y adoptan gestos gráciles, recortados sobre un fondo dorado.
Los iconos están impregnados de un profundo simbolismo. El arte de los iconos surgió como parte de las expresiones artísticas de la cultura bizantina, desarrollada en el entorno del Mediterráneo oriental durante la Edad Media y hasta la fecha de la desaparición del Imperio, 1453. La producción de iconos más allá del siglo XV se conoce como “post-bizantina”, contexto en el que se desarrollaron rasgos distintivos implicados en las historias sociales y culturales de los pueblos que profesaban el cristianismo ortodoxo. Los iconos griegos son atribuibles a algunos temas recurrentes, y se caracteriza por elementos comunes, como en este caso, representando a la Madre de Dios. Estos están dedicados a la veneración muy extendida en el mundo bizantino de la Santísima Madre de Dios (Yperaghia Theotòkos). Creta, Grecia continental y las islas jónicas fueron algunos de los nuevos centros artísticos que se destacan tras la caída de Constantinopla, que conservaron la tradición bizantina y en ocasiones también la renovaron.