Mueble cabinet, siguiendo modelos de la corona de Aragón del siglo XVII; siglo XIX.
Nogal y hueso embutido.
No conserva llave.
Presenta faltas y daños provocados por xilófagos.
Falta uno de los tiradores.
Medidas: 168, 5 x 114 x 65 cm.
Mueble cabinet realizado en madera de nogal y aplicaciones a modo de taracea en hueso. El mueble de líneas rectas y volumen rotundo se asienta sobre cuatro patas de representación felina. Una moldura tallada da paso al cuerpo, de diseño rectangular con dos puertas cuya estética se fundamenta en la compartimentalización, dividendo cada hoja de la puerta en cuatro cuadrados en cuyo interior se desarrolla un diseño geométrico con hueso embutido en la madera. Finalmente, el exterior remata con una cornisa volada. El interior de la pieza posee un diseño más complejo, tanto en la ornamentación como en la división del espacio. Presenta tres cajones inferiores, sobre ellos una puerta abatible que se puede usar de escritorio y que deja a vista un espacio vacío y en la zona superior, sobre el tablero, un conjunto de gavetas diseñados de un modo simétrico.
Durante el siglo XIX, en el marco del Romanticismo y del auge de los nacionalismos, se produjo una revalorización estética e histórica de los estilos artísticos del pasado, fenómeno conocido como historicismo. Esta tendencia respondió a un deseo de identidad cultural, en parte como reacción frente a los rápidos cambios provocados por la Revolución Industrial y los procesos de modernización. En las artes, esto se tradujo en un resurgimiento de estilos como el neogótico, el neorrenacentista y el neomudéjar, con aplicaciones tanto en la arquitectura como en las artes decorativas y la pintura.
En el caso de España, este movimiento se vinculó estrechamente con la construcción de una narrativa nacional y regional. Particularmente significativo fue el rescate del estilo asociado a la Corona de Aragón, con especial énfasis en sus formas góticas y mudéjares, considerados símbolos del esplendor medieval peninsular. La recuperación de estos modelos no solo obedecía a razones estéticas, sino también políticas y culturales: se buscaba exaltar un pasado glorioso y distinguir la identidad catalana, aragonesa y valenciana dentro del discurso nacional. Este interés se manifestó tanto en la restauración patrimonial como en la producción de nuevas obras que reinterpretaron, desde una mirada idealizada, la herencia visual de aquel periodo, otorgándole nueva vigencia simbólica en el imaginario del siglo XIX.