Importante guarnición Napoleón III, estilo Luis XVI, c. 1860.
Bronce dorado y plateado con lapislázuli.
Posee maquinaria del Primer imperio.
Medidas: 67 x 74 x 20 cm; 70 cm (candelabros).
Esta importante guarnición de reloj, realizada hacia 1860 bajo el reinado de Napoleón III, representa una excelsa manifestación del historicismo decorativo francés en su variante más refinada: la reinterpretación del estilo Luis XVI. Conformada por un reloj central flanqueado por dos candelabros, esta obra no solo encarna la perfección técnica de la orfebrería del siglo XIX, sino también la riqueza simbólica y cultural de una época que encontró en el pasado clásico su espejo ideal.
El reloj, centro absoluto de la composición, se erige sobre una base de bronce dorado ricamente ornamentada con detalles en lapislázuli, enmarcando con opulencia una esfera con números romanos esmaltados sobre fondo azul. A ambos lados, dos putti, figuras infantiles de clara inspiración renacentista, aparecen absortos en la lectura y la escritura. Estas representaciones, lejos de ser meramente decorativas, aluden a los valores ilustrados de la educación, el saber y el estudio, todos ellos exaltados por el ideario neoclásico. Coronando la pieza, un globo celeste sostenido por una estructura ornamental sugiere un dominio simbólico del conocimiento universal, en un gesto que remite tanto a la astronomía como al racionalismo científico del siglo XVIII.
Los candelabros laterales de seis luces cada uno, igualmente trabajados en bronce dorado, despliegan una exuberancia decorativa que roza lo barroco, pero que se contiene dentro del orden formal característico del estilo Luis XVI. De cada uno emergen estilizadas flores de lirio, realizadas también en bronce, cuya riqueza plástica y naturalismo idealizado elevan aún más el conjunto. En sus cuerpos, motivos mitológicos y guirnaldas vegetales completan una iconografía que celebra tanto la fertilidad como el esplendor artístico. La profusión de detalles, desde los querubines enroscados hasta las bases cuidadosamente moduladas, revela la mano de orfebres altamente capacitados, probablemente pertenecientes a alguno de los grandes talleres parisinos del momento, como Denière o Raingo Frères.
Este tipo de diseño influenció no solo a la aristocracia francesa, sino también a la europea, y estableció un estándar en la fabricación de objetos de lujo. La técnica de dorado que empleaba, junto con la habilidad de esculpir minuciosos detalles en bronce, establecieron un ideal estético que continuaría durante todo el siglo XIX. La opulencia de sus obras reflejaba el poder y la sofisticación de la época, convirtiendo cada objeto en una muestra de riqueza y estatus social.