ZAO WOU KI (Pekín, 1921 – Nyon, Suiza, 2013).
Sin título, de la Suite Olympic Centennial, 1992.
Litografía sobre papel Vélin d’Arches de 270 gramos, ejemplar E.A 35/50.
Firmada y justificada a mano.
Medidas: 90 x 63 cm.
Zao Wou Ki es el segundo artista de posguerra más cotizado del mundo y es el sexto más caro de todos los tiempos. En el primer semestre de 2018, sus ventas se situaron solo por detrás de las de estrellas como Picasso, Monet, Modigliani o Andy Warhol. A finales de 2018, uno de sus cuadros fue vendido por 56,5 millones de euros en una subasta en Sotheby’s. La obra convirtió a Wou-Ki en el artista asiático más caro de la historia.
Zao Wou Ki nació en el seno de una familia francochina y se formó en un ambiente muy culto, interesado por las artes y las ciencias. Estudió caligrafía en su infancia, aspecto que influiría en su obra de madurez, y más tarde se formó en pintura en la Facultad de Bellas Artes de Hangzhou entre 1935-1941. Algunos años más tarde, en 1948, se instaló en París, en el barrio de Montparnasse, donde seguiría los cursos artísticos de Émile Othon Friesz y entraría en contacto con la vanguardia artística contemporánea. Comienza a experimentar con la litografía, técnica que termina por masterizar, a raíz de su contacto con Desjobert. Realiza una exposición individual en la Galería Creuze en mayo de 1949, con una presentación escrita por Bernard Dorival, curador del Museo Nacional de Arte Moderno. En enero de 1951 Pierre Loeb visita el estudio de Wou-Ki junto a Henri Michaux, organizando una exposición en la Galería Pierre para junio, sentando así las bases de una estrecha relación de colaboración que duraría seis años. Así, realiza exposiciones de forma habitual en la Galería Pierre, y conoce a I. M. Pei y a su mujer Eileen, abriendo su círculo de exposiciones a Suiza, Londres, Basilea y Lausania, así como en Nueva York, Washington y Chicago. Su pintura es eminentemente abstracta y colorista, muy influida por el trabajo de Paul Klee, por su abstracción expresionista y emotiva. Suele trabajar con grandes masas de color intenso y contrastado, creando a menudo obras de grandes dimensiones, así como dípticos o trípticos. Se trata, a menudo, de explosiones de color, “big bangs” germinales, el origen de un mundo en creación, como podemos ver en esta litografía. Delicadas manchas de color azul y malva se entremezclan con algunos tonos grises.