PABLO PICASSO (Málaga, 1881–Mougins, 1973).
"Portrait imaginaire".1969.
Litografía, ejemplar A188/250.
Firmada en plancha y justificada a mano.
Medidas: 66 x 50 cm.
La serie “Retratos imaginarios” (1969) de Picasso forma parte del último gran impulso creativo del artista, cuando ya en sus ochenta años se dedicó a experimentar con una libertad radical, revisitando y distorsionando los lenguajes que había desarrollado a lo largo del siglo XX. Las obras originales fueron pintadas con gouache sobre cartón y papel de embalaje, que luego se transformaron en litografías, como la que mostramos.
En la obra en licitación, Picasso acude a un vocabulario que combina la geometrización heredada del cubismo con volúmenes toscos y esenciales, reminiscentes de esculturas ibéricas y prehistóricas. El énfasis en los pechos dibujados con trazo grueso, el pubis marcado, y la frontalidad casi ritual del cuerpo recuerdan a las Venus paleolíticas. Es un tipo de feminidad reducida a fuerzas primarias: fertilidad, deseo, volumen, presencia.
Creador del cubismo junto con Braque, la pintura de Picasso supuso un punto de inflexión en la historia del arte. Inicia sus estudios en 1895, en la Escuela de Bellas Artes de Barcelona, y tan sólo dos años después realiza su primera muestra individual, en el café “Els Quatre Gats”. Tras varias estancias cortas en París, Picasso se instala definitivamente en la capital francesa en 1904. El definitivo reconocimiento internacional llegará en 1939, a raíz de la retrospectiva que le dedica el MOMA de Nueva York. Durante las décadas siguientes se le dedicarán muestras antológicas por todo el mundo, en Roma, Milán, París, Colonia y Nueva York, entre otras muchas ciudades. Está representado en los museos más importantes de todo el mundo, como el Metropolitan, el MOMA y el Guggenheim de Nueva York, el Hermitage de San Petersburgo, la National Gallery de Londres o el Reina Sofía de Madrid.
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