JOAN MIRÓ I FERRÀ (Barcelona, 1893 – Palma de Mallorca, 1983).
"La formiga" 1978
Litografía, ejemplar H.C. XVII/XXV.
Firmado y justificado a mano.
Con certificado escrito al dorso de Rosa María Malet, Barcelona, 2025.
Medidas: 53 x 76 cm.; 66 x 96 cm.(marco).
“La formiga” condensa de manera ejemplar el lenguaje visual que el artista desarrolló en su madurez: un universo poético y lúdico, construido a partir de signos esenciales, manchas cromáticas primarias y gestos que parecen surgir del impulso automático. La figura central —una forma híbrida, insectoide, que evoca la idea de la hormiga— combina un negro contundente y gestual con áreas de color intenso (rojo, azul, verde, amarillo), dispuestas en planos irregulares que recuerdan tanto al mosaico como al juego infantil, dos referentes habituales en la pintura de Miró.
El fondo salpicado mediante técnica de pulverización introduce un dinamismo vibrante y espacial, otorgando a la composición una cualidad cósmica, como si la figura flotara en un espacio ilimitado. Las pequeñas estrellas, puntos, manchas y grafías que rodean el motivo principal configuran un alfabeto visual mironiano, mezcla de caligrafía, constelaciones y símbolos primitivos, característico del artista desde los años cuarenta y radicalizado en su obra gráfica de los setenta.
Al valor del ejemplar numerado se suma la maestría técnica de Miró en la litografía, un medio que explotó como pocos para lograr imágenes de enorme frescura y espontaneidad, y la fecha tardía de la obra —1978—, momento en el que su lenguaje alcanza una síntesis máxima y una libertad gestual absoluta. En litografía, Miró encontró un espacio idóneo para experimentar. Su dominio técnico le permitió ampliar los límites del medio mediante: superposición de capas cromáticas intensas, pulverización, salpicado y línea espontánea. Imágenes de aparente simplicidad están sustentadas por un refinado sentido del equilibrio y la composición.
La litografía se convierte para Miró en un laboratorio de invención, tan importante como su pintura o su obra escultórica, y en un medio a través del cual logra difundir su vocabulario simbólico de forma más amplia, sin perder un ápice de calidad artística.
Se trata de un ejemplar "Fuera de Comercio" (H.C.): estas copias eran tradicionalmente reservadas para el artista, el impresor o colaboradores cercanos, y no estaban destinadas a la venta inicial. A menudo son más valoradas por los coleccionistas por su rareza.
Realizada en 1978, cinco años antes de su muerte, esta obra refleja la libertad total de Miró. La representación, que paradójicamente alude a lo pequeño, resulta monumental y explosiva, elevando lo diminuto a una categoría poética y universal mediante el uso del color puro y el gesto espontáneo.
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