Escuela madrileña, Círculo de FRANCISCO RIZI (Madrid, 1614-San Lorenzo de El Escorial, 1685); segunda mitad del siglo XVII.
“Adoración de los pastores”.
Óleo sobre lienzo. Reentelado.
Presenta repintes.
Posee marco del siglo XVIII.
Medidas: 62 x 55 cm; 72 x 63,5 cm (marco).
La pintura representa el momento en el que los pastores se encuentran adorando al Niño Jesús. Dispuestos en un interior de tonalidades oscuras, el autor ha ubicado a todos los personajes de la escena haciendo uso de una composición clásica a modo de friso. Levemente desplazado hacia la izquierda, y en la zona inferior se aprecia la figura del niño sobre una cama de paja. Este está siendo descubierto por san José, que sustenta el paño blanco para facilitar la adoración de los pastores. En el centro María pone la mano sobre su pecho e inclina la cabeza hacia abajo con los parpados cerrados, adoptando una actitud de pesadumbre como si conociera el destino de su pequeño bebe. A la derecha de la virgen, un pastor se apoya sobre la mula para observar mejor la escena, tras el otro pastor gira su rostro hacia un punto exterior como si apelase a alguien que no se encuentra en la escena, invitándole a participar en la misma. Finalmente, en el último plano, una figura esbozada contempla la escena.
Por sus características técnicas la obra se identifica estéticamente con la escuela de Francesco Rizi, hijo del pintor Antonio Rizi. A pesar de su origen italiano, Francisco, nació en Madrid, ya que su familia se había trasladado a España, para desempeñar trabajos en El Escorial. Francisco comenzó su formación de la mano de su padre, junto a su hermano Juan, pero más tarde siguió estudiando junto a Vicente Carducho, del que recibió una gran influencia artística. En 1634, consiguió contacto con la Real Audiencia, suponiéndose así su asentamiento como pintor. Al morir Carducho, en 1638, se unio a otros pintores para finalizar la decoración del Salón de Oro del Alcázar de Madrid. Es conocido por ser uno de los primeros pintores españoles que recibió la influencia del estilo barroco, con influencias directas de la pintura de artistas como Rubens y Van Dyck. Gracias a sus trabajos realizados, llamo la atención de la corte, por lo que comenzó a trabajar para ellos, realizando números encargos. Además, gracias a su colaboración con la catedral de Toledo, consiguió convertirse en Pintor oficial de la catedral, cargo que conservo hasta el día de su muerte. En 656 fue nombrado Pintor del Rey, convirtiéndose así en uno de los artistas más solicitados del momento, lo cual le permitió abrir un taller, donde se formaron reconocidos artistas como por ejemplo Claudio Coello. Debido a su situación acomodada en la corte le fue concedido el permiso para vivir en el Real Alcázar. Sin embargo, en 1671, al ser nombrado Juan Carreño, pintor de la reina Mariana, su posición en la corte descendió, aunque continúo siendo apreciado por las instituciones religiosas.
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