Escuela española; finales del siglo XVII.
“San Antonio de Padua con el Niño”.
Óleo sobre lienzo.
Posee marco español, c. 1830.
Medidas: 30 x 35,5 cm; 36 x 44 cm (marco).
Escena de interior en la que se puede apreciar la figura de San Antonio, arrodillado con el Niño en brazos, manteniendo ambos una mirada tierna y amigable. La obra ha sido concebida con cierta teatralidad como se aprecia por la presencia de la cortina, que ondea ampliamente en la zona derecha de la escena, mientras que en la otra zona se ubican los dos protagonistas, de un modo austero, únicamente acompañados por la presencia de un libro, y un jarrón de cristal en el que se aprecian las flores del santo. San Antonio de Padua es, después de San Francisco de Asís, el más popular de los santos franciscanos. Nació en Lisboa en 1195 y sólo pasó en Padua los dos últimos años de su vida. Después de haber estudiado en el convento de Santa Cruz de Coimbra, en 1220 ingresó en la orden de los hermanos menores, donde cambió su nombre de pila, Fernando, por el de Antonio. Después de haber enseñado teología en Bolonia, recorrió el sur y el centro de Francia, predicando en Arles, Montpellier, Puy, Limoges y Bourges. En 1227 participó en el capítulo general de Asís. En 1230 se ocupó de la traslación de los restos de San Francisco. Predicó en Padua y allí murió a los 36 años, en 1231. Es representado como un joven imberbe con amplia tonsura monacal, vestido con hábito, y suele aparecer con el Niño Jesús, sosteniéndolo en brazos, en alusión a una aparición que tuvo en su celda. Se convirtió en el atributo más popular de este santo a partir del siglo XVI, siendo especialmente popular en el arte barroco de la Contrarreforma.