Escuela italiana, segunda mitad del siglo XVIII.
"Escena mitológica".
Óleo sobre lienzo.
Medidas: 41 x 113 cm.; 47,5 x 119 cm. (marco).
Esta pintura de tema mitológico, posiblemente inspirado en algún episodio de la Ilíada, pudiera representar el entierro de Héctor. Del cuerpo exánime del héroe solo se nos muestra un brazo de aguerrida musculatura. El resto del cuerpo, colocado en un ataúd de madera por sus amigos, está cubierto por un sudario blanco. El padre del príncipe troyano, Príamo, cubre su rostro en un gesto que transmite tremendo dolor. Cada personaje ha sido esculpido con luces contrastadas que realzan la dureza anatómica, en el caso de los hombres, y la delicadeza de los rasgos, en las mujeres. Un criado sostiene una antorcha para iluminar el interior de la cripta donde se depositará el cuerpo para el descanso eterno. Esta luz ígnea concede calidad e intimidad a la atmósfera de aflicción compartida. Estamos ante una pintura adscrita a las corrientes neoclásicas del siglo XVIII en cuanto a proveer ejemplos morales de virtud inspirados en la antigüedad pero con mensajes velados para sus coetáneos. Estilísticamente, sin embargo, aún permanece afiliada al barroco tardío.
Cuenta Homero que el cadáver de Héctor había sido atado al carro de Aquiles, que lo arrastró extramuros. Durante doce días, el cuerpo permaneció expuesto al sol y los animales, pero el dios Apolo lo protegió y lo conservó de la putrefacción. Finalmente, el rey Príamo, con la ayuda de Hermes, se aventuró hasta la tienda de Aquiles y le suplicó la devolución. Aquiles se apiada y, a cambio de un rescate, entrega el cadáver de Héctor a su padre, quien de regreso a Troya realiza los funerales.