GIROLAMO MUZIANO (Acquafredda, 1528- Roma, 1592).
“San Francisco”.
Óleo sobre lienzo. Reentelado.
Medidas: 100 x 73,5 cm; 120 x 93 cm (marco).
En esta escena sobria y devocional, el pintor representa a San Francisco en un exterior que apenas se aprecia debido al tenebrismo de la escena. El santo se encuentra de rodillas en plena oración con las manos cruzadas sobre el pecho. La espesa pincelada define una figura rotunda, de profunda humanidad, con gran economía de color, limitándose a la gama de los pardos, que no hace sino recalcar el mensaje de la humildad y la mística sencillez que el santo preconizó a lo largo de su vida. Una luz crepuscular emerge desde la lejanía, modelando los elementos del paisaje, pero otorgando el protagonismo de la figura que parece única en la soledad y la quietud de la divinidad. El tema del Santo de Asís recibiendo los estigmas, era uno de los favoritos de Mutienzio y fue reproducido varias veces con la colaboración de sus ayudantes, empezando por la versión que hoy se encuentra en la iglesia romana de Santa Maria della Concezione, que Patrizia Tosini fecha hacia 1575 en su monografía sobre el pintor.
Esteticamente Gerolamo Muziano se dejó seducir incisiva y duraderamente por la invención del gran maestro Sebastiano del Piombo, a cuya difusión contribuyeron diversas réplicas que se produjeron en el seno de su taller. Además de volver a proponer el mismo esquema compositivo en muchos cuadros de temas diferentes. Muziano nació en Acquafredda, cerca de Brescia, pero trabajó principalmente en Roma. Según relatos de los siglos XVI al XX, Muziano empezó a trabajar bajo la tutela de Romanino, un imitador de Tiziano. Sin embargo, un relato casi autobiográfico de Muziano escrito por su confesor (inédito hasta 1954) indica, en cambio, que Muziano nació en Brescia, abandonó esta ciudad de joven y que su primer aprendizaje fue bajo la tutela de Domenico Campagnola y Lambert Sustris en 1544-46 en la ciudad de Padua. Después pasó un tiempo en Venecia hasta 1549, pero se trasladó definitivamente a Roma hacia 1550. Los paisajes ocuparon un lugar destacado en las primeras obras de Muziano, lo que llevó a los romanos a apodarle Il giovane dei paesi (el joven de los paisajes). Aunque realizó dibujos y pinturas de este género a lo largo de su carrera, su interés se desplazó hacia la pintura de figuras de gran formato. Muziano pintó temas religiosos e históricos en un estilo basado en gran medida en Miguel Ángel, dando gran protagonismo a la anatomía monumental de sus figuras, incluso en obras que representaban santos ascetas. El propio Miguel Ángel declaró a su autor uno de los "primeros artistas de aquella época". Muziano llegó a ser el artista más importante de Roma en los años 1570-80, pintando en un estilo que atraía a los mecenas de la Contrarreforma.