Escuela española o italiana; siglo XVII.
“San Lorenzo”.
Óleo sobre alabastro.
Procedencia: Antigua colección de Lerma.
Medidas. 16 x 13 cm; 26 x 23 x 2 cm (marco); 40 x 20 x 10 cm (soporte).
Escena devocional en la que se representa a San Lorenzo, diácono nacido en Aragón, cerca de Huesca, y martirizado en Roma en 258, sus “Hechos legendarios” narran que San Lorenzo, por humildad, lavaba los pies de los cristianos, habría curado a una viuda del dolor de cabeza y dado la vista a un ciego mediante el bautismo. Tres días después del martirio del papa Sixto II, quien lo había ordenado diácono y le había confiado el tesoro de la Iglesia, fue detenido y conminado a entregar dichas riquezas. Pero no quedaba nada de ellas, ya que Lorenzo las había distribuido entre los pobres. Furioso por ver su codicia frustrada, el emperador Decio ordenó que lo flagelasen con varas, se le quemaran las costillas con hierro candente y que, por último, fuera extendido desnudo sobre una parrilla dispuesta sobre un manto de brasas.
La pintura barroca es uno de los ejemplos más auténticos y personales de la historia del arte, debido a que su concepción y su forma de expresión surgieron del pueblo y de los sentimientos más hondos que en él anidaban. Quebrantada la economía del Estado, en decadencia la nobleza y cargado de fuertes gravámenes el alto clero, fueron los monasterios, las parroquias y las cofradías de clérigos y seglares los que impulsaron su desarrollo, siendo costeadas las obras en ocasiones mediante suscripción popular. La pintura se vio así abocada a plasmar los ideales imperantes en estos ambientes, que no eran otros que los religiosos, en un momento en el que la doctrina contrarreformista exigía al arte un lenguaje realista para que el fiel comprendiera y se identificara con lo representado, y una expresión dotada de un intenso contenido emocional para incrementar el fervor y la devoción del pueblo. El asunto religioso es, por consiguiente, la temática preferente de la escultura española de este período, que parte en las primeras décadas del siglo de un prioritario interés por captar el natural, para ir intensificando progresivamente a lo largo de la centuria la plasmación de valores expresivos.