Atribuido a LUIS TRISTÁN LUIS TRISTÁN (¿Toledo?, 1580/85 – Toledo, 1624).
“Retrato de caballero”, c. 1613.
Óleo sobre tabla.
Inscripción "1613", situada en la zona superior derecha.
Presenta repintes y restauraciones.
Posee daños en la tabla provocados por xilófagos.
Medidas: 48 x 34 cm; 61,5 x 47 cm (marco).
En este sobrio retrato, el artista nos presenta a un protagonista, que mira directamente al espectador con gesto serio y altivo. Parece que solo el rostro y el cuello blanco, pertenecen a la factura del artista, ya que el resto del cuerpo se funde con el fondo oscuro. Una factura de carácter vibrante, que conforma un rostro barbado de rasgos veraces, y un cuello blanco impoluto, compuesto a base de manchas aplicadas con golpes furiosos del pincel. Esta pieza recuerda en su concepción estética a la obra que pertenece a la colección del Museo del Prado, “Retrato de un anciano”, atribuido a Luis Tristán. A pesar de que los personajes difieren en edad, la concepción de ambas obras posee grandes similitudes, como una clara herencia de la pintura del Greco. Aunque cabe destacar que en este caso, el artista utiliza un foco de luz directo que incide directamente sobre el rostro del protagonista.
Luis Tristán, uno de los más sobresalientes representantes de la escuela toledana de principios del siglo XVII. Discípulo del Greco y de Ribera en Italia, regresa a Toledo definitivamente en 1613. Su estilo, gracias a lo heterogéneo de su formación, se muestra muy variado, casi contradictorio en ocasiones. La fuerte influencia de El Greco permanecerá siempre en su obra, sobre todo en el alargamiento y la inestabilidad expresiva de sus figuras, pero su conocimiento directo del caravaggismo en Roma, precisamente durante su auge, se refleja en un naturalismo patente especialmente en algunas de sus obras. Tristán parece inclinarse hacia una u otra manera en momentos concretos, ya sea por decisión propia o por imposición de la clientela. Asimismo, se aprecia en su lenguaje el estudio de las composiciones venecianas, si bien la más clara influencia en su obra viene determinada por las pinturas que Juan Bautista Maíno dejó en Toledo, especialmente el “Retrato de las Cuatro Pascuas” de la iglesia de San Pedro Mártir, que conjuga el naturalismo romano con un suntuoso colorido. Todo ello se ve reflejado en obras como el conjunto que Tristán realiza en 1616 para la iglesia parroquial de Yepes. Actualmente está representado en el Museo del Prado, el Museo de El Greco en Toledo, el del Louvre de París, el de Cambridge, la Pollock House de Glasgow, los Museos de Bellas Artes de Budapest, Caracas, Bucarest y Sevilla, la catedral de Toledo y otros templos de la región, el Museo de Santa Cruz y el Palacio Arzobispal en Toledo, el Palacio Real de Madrid y otras colecciones y museos.