Escuela italiana, primera mitad del siglo XVII.
“El sacrificio de Isaac”.
Óleo sobre lienzo adherido a tabla.
Medidas: 70 x 54 cm., 88 x 69 cm. (marco).
La dramática escena aquí representada relata el momento descrito en el Génesis en el que Abraham está siendo detenido en su acción sacrificial por un ángel. El patriarca, cumpliendo órdenes divinas, se disponía a sacrificar a su hijo Isaac. Dios, tras comprobar la fidelidad que le guarda Abraham, envía a un ángel para salvar al joven. Ese momento último, de máxima tensión, es el representado tanto en esta pintura como en gran parte de las obras del periodo, siendo el barroco una época en la que se privilegia el pathos y el drama en su punto culminante. En el lugar de Isaac, será sacrificado el cordero, que aquí vemos aguardando su turno con humildad. El Cordero, a su vez, simboliza a Cristo: presagio de su sacrificio por la humanidad. En la misma línea, el altar y la pira prefiguran la cruz. La escena principal se sitúa en primer plano, con Isaac envuelto en un manto, calzando sandalias, y postrado ante el altar de sacrificios. Su padre sostiene su cabeza con una mano mientras que con la otra blande la espada, que está siendo a su vez sujeta por el ángel. Detrás de ellos, se abre un bello paisaje montañoso de tintes azulados. Los cuerpos han sido diestramente esculpidos con virajes lumínicos, y sus expresiones transmiten con precisión naturalista el mensaje: la actitud obediente de Isaac y la mirada esperanzada de Abraham ante la llegada del ángel.
Estamos ante una obra profundamente emotiva, que aúna la expresividad manierista y la riqueza narrativa del Renacimiento. Estilísticamente puede emparentarse con miniaturistas del periodo barroco italiano, obras donde la exquisitez cromática de los tonos cálidos se conjugan para dotar a las figuras de presencia escultórica y etérea al mismo tiempo. Formalmente se inscribe dentro del academicismo, y sigue por tanto normas clásicas de las cuales la primera es la gran calidad técnica. Así, el dibujo es riguroso y firme, aunque se aprecia en la concepción una gusto por lo suntuoso, típico de la escuela veneciana. El academicismo es herencia directa del clasicismo, y de ahí la predilección por temas como el que aquí presentamos, tomado de la mitología, si bien captado desde un punto de vista sensual y decorativo alejado de la solemnidad del arte clásico antiguo. De ahí también la forma de abordar el tema, recreando las figuras mitológicas de un modo totalmente nuevo. No obstante, se aprecia un ideal de belleza que no parte de la realidad, aunque es innegable el estudio del natural por parte del pintor, sino que resulta un idealismo con base en la realidad por su suma de experiencia, es decir, una sublimación estética que refleja una belleza que trasciende la realidad.