SEBASTIÁN DE LLANOS Y VALDÉS (ca. 1605-1677).
“Magdalena penitente”, 1666.
Óleo sobre lienzo. Reentelado.
Presenta faltas en el marco.
Firmado y fechado en la zona inferior derecha.
Medidas: 101 x 72 cm; 112 x 84 cm (marco).
En este lienzo se representa a María Magdalena como penitente en actitud pensativa y melancólica, luciendo una larga melena rubia y suelta, acompañada de la calavera como símbolo de la brevedad de la vida terrena, la cruz, las Sagradas Escrituras y un bote de ungüentos que es portado por un pequeño angelito que se sitúa en el cielo de la escena. María Magdalena fue una figura bíblica sumamente representada en época barroca, sobre todo en la pintura italiana de raigambre más sensualista. Aquí, un fuerte claroscuro modela los suaves rasgos y las lozanas carnaciones de la santa. Mientras que el cristianismo oriental honra especialmente a María Magdalena por su cercanía a Jesús, considerándola "igual a los apóstoles", en Occidente se desarrolló, basándose en su identificación con otras mujeres de los Evangelios, la idea de que antes de conocer a Jesús se había dedicado a la prostitución. De ahí que la leyenda posterior narre que pasó el resto de su vida como penitente en el desierto, mortificando su carne. En el arte se la representó preferentemente de esta manera, especialmente en el siglo XVII, un momento en que las sociedades católicas sintieron una especial fascinación por las vidas de místicos y santos que vivieron en soledad en lugares salvajes, dedicados a la oración y la penitencia. El tema de la Magdalena, además, ofrecía la posibilidad de representar a una mujer hermosa que enseña algunas partes de la anatomía entonces consideradas tabú, como los pies o el pecho, pero que en ella respeta el decoro por cuanto es carne mortificada que expresa el arrepentimiento por sus pecados pasados.
Pintor barroco español, activo en Sevilla y, al parecer, discípulo de Francisco de Herrera el Viejo, el estilo de Sebastián de Llanos Valdés muestra mucha influencia de Francisco de Zurbarán. Se le sabe alcalde del Gremio de Pintores en Sevilla en 1653, y se le supone (según textos contemporáneos), con una holgada posición económica. Además, cofundó la Academia de Dibujo de San Lucas en 1660, junto con Murillo y Herrera el Mozo. Se conserva obra suya en la Catedral de Sevilla, además de unos Evangelistas monumentales en la Casa de Pilatos de la misma ciudad.