Escuela española del siglo XVIII.
"Divina Pastora".
Óleo sobre lienzo.
Firmado "Franc. Anaxera" y fechado en 1780.
Los orígenes de la devoción a la Divina Pastora son imprecisos hasta el siglo XVIII: existen referencias a María como pastora en los escritos de Juan el Geómetra, san Juan de Dios, san Pedro de Alcántara, la venerable María Jesús de Ágreda y santa María de las Cinco Llagas, si bien su difusión generalizada se debe a un sacerdote capuchino de gran devoción mariana, fray Isidoro de Sevilla, quien en 1703 le encargó un lienzo con este tema a Alonso Miguel de Tovar. Asimismo, en 1705 escribió “La Pastora Coronada”, obra en la que expuso su idea predicable de la Virgen como pastora. En este caso concreto la representación de la Virgen, difiere en cierto modo de las escrituras, bien es cierto que aparece ataviada como pastora, rodeada de un rebaño, pero la presencia de Jesús le aleja del patrón iconográfico. El Niño, que se encuentra ataviado con el mismo gorro que su madre, y una túnica blanca, se encuentra distraído en su propia tarea obviando a su madre, que a su vez dirige la mirada hacia el espectador. A pesar de la cercanía, ya que Jesús se encuentra sobre las piernas de María, ambos se presentan de forma independiente, mostrando su tarea religiosa al espectador. María como pastora que cuida el rebaño, como reina de los cielos y Jesús atareado con una caña recogiendo y rescatando los corazones de sus fieles.