Escuela Francesa, s. XVIII.
"Paisaje con ruinas clásicas".
Oleo sobre lienzo.
Medidas: 93 x 128 cm; 117 x 150 cm (marco).
El gusto por los restos artísticos del pasado, la generalización de los viajes de literatos y artistas en busca de monumentos y obras de arte que les sirvieran de fuente de inspiración, y el descubrimiento de importantes restos antiguos como los de las ciudades de Pompeya y Herculano contribuyeron sin duda al éxito del género. Se trata de un género pictórico, por otra parte, que hunde sus raíces en el siglo XVII, en la veduta, no siempre topográfica, sino a veces extremadamente imaginativa, de artistas como Canaletto y otros. Durante el romanticismo la ruina fue la representación más evocadora y real del pasado. Mientras en Francia teorías como las de Viollet le Duc abogaban por una reconstrucción histórica de los edificios en ruinas, Inglaterra defendía la supremacía de la ruina, esta teoría inglesa tuvo su máximo representante a la figura del estudioso John Ruskin quien en su obra las piedras de Venecia refleja sus ideas estéticas respecto a las ruinas.