Escuela italiana; siglo XVIII.
“Diana y Acteón”.
Óleo sobre lienzo. Reentelado.
Medidas: 25 x 31 cm; 40 x 46 cm (marco).
En esta pintura se representa una temática extraída de la mitología clásica y muy repetida a lo largo de la historia del arte desde el renacimiento, la de Diana y Acteón, narrada por Ovidio en sus “Metamorfosis”. La diosa, consagrada a la castidad, se hallaba bañándose en compañía de sus ninfas en los bosques cercanos a la ciudad beocia de Orcómeno, cuando el célebre cazador Acteón la halló por casualidad. Fascinado por su belleza, el joven se detuvo y se quedó mirando su desnudez. Diana le descubrió y, como castigo, le convirtió en un ciervo. Envió entonces a los propios sabuesos de Acteón a que lo mataran, quienes lo devoraron. Aquí vemos a Acteón ya muerto.
Este tema lo encontramos ya representado en el arte antiguo, con ejemplos como la crátera del siglo V a.C. que recibe el nombre de “Artemisa matando a Acteón” o los relieves helénicos en mármol sobre el mismo mito que conserva el Museo Británico. Asimismo, en 1684 Marc-Antoine Charpentier musicalizó una tragedia lírica que tituló “Acteón”. También fue representado por numerosos pintores, entre ellos Parmigianino, Fontanellato, Tiziano o Delacroix.