Escuela napolitana; finales del siglo XVII.
“David mostrando a Salomón los planos del Templo”.
Óleo sobre lienzo.
Medidas: 58 x 83 cm; 70 x 94 cm (marco).
Esta obra sigue el modelo establecido por el artista Luca Giordano. La obra representa con gran teatralidad y dinamismo un episodio del Antiguo Testamento cargado de simbolismo religioso y político. En esta escena, el rey David , ya anciano y vestido con suntuosas vestiduras reales, entrega a su hijo Salomón los planos del Templo de Jerusalén, el gran santuario que él mismo no pudo construir por mandato divino, pero que legó como misión sagrada a su heredero. La pintura plasma el momento de la transmisión no solo de un proyecto arquitectónico, sino de una visión teológica, de un linaje y de una idea de realeza consagrada por Dios.
El artista compone la escena con un estilo característicamente exuberante, lleno de movimiento, luces doradas y colores cálidos. La atmósfera es solemne pero animada, cargada de una energía que emana tanto del gesto expansivo de David, quien señala los planos, como de la atención reverente y juvenil de Salomón, símbolo del futuro y de la continuidad divina. A su alrededor, figuras cortesanas, sacerdotes o arquitectos asisten a la escena como testigos de una revelación histórica y espiritual. La arquitectura sugerida en el fondo, probablemente aludiendo al futuro Templo, contribuye a la idea de que esta escena es un punto de unión entre lo terrenal y lo eterno.