Escuela sevillana; segunda mitad del siglo XVII.
“San Pablo”.
Óleo sobre lienzo.
Medidas: 49 x 40 cm; 98 x 89 cm (marco).
La figura del apóstol ha sido captada sin ningún detalle que distraiga al espectador, excepto la espada propia de su iconografía, de tal modo que el protagonista se alza imponente sobre la oscuridad del fondo. La aspereza y el dramatismo de la obra, vinculan este retrato religioso con la obra de Valdés Leal. La obra de Valdés Leal es bastante variada y se encuentra en la línea de la pintura que se realizaba en su entorno. No sabemos en qué fecha se trasladó a Córdoba, aunque previsiblemente había realizado ya una primera formación artística en su ciudad natal. Se ha especulado con su acercamiento al taller de Herrera el Viejo, y también al arte del cordobés Antonio del Castillo, como posibles influencias para su primera obra firmada y fechada conocida, el San Andrés de la iglesia de San Francisco de Córdoba, de 1647. En ella sabe combinar con visible acierto la monumentalidad de la figura del santo con el acercamiento naturalista. En 1656 se establece en Sevilla, donde desarrollará la mayor parte de su vida. En 1660 aparece entre los creadores de la Academia de Dibujo, de la que en 1663 llegará a ser presidente. Al año siguiente establece Palomino su viaje a la corte y a El Escorial, un periplo que todavía puede entenderse de aprendizaje, impulsado por su afán de conocer las obras de los grandes maestros presentes en las colecciones reales.
San Pablo era un judío helenizado de la Diáspora, nacido en Tarso. Era, por lo tanto, judío por su origen étnico, griego por su cultura y romano por su nacionalidad. Recibió el nombre de Saulo, que cambió por Pablo tras su conversión. Nacido a principios del siglo I, estudió en Jerusalén con el rabino Gamaliel, quien se destacó por su oposición hacia los cristianos. Un día, alrededor del año 35, cuando iba de Jerusalén a Damasco, fue deslumbrado por un rayo y cayó de su caballo. Entonces escuchó la voz de Jesús que le decía: “Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?”. A raíz de esta experiencia, el santo pasó bruscamente de perseguidor a defensor del cristianismo.