Escuela italiana; siglo XVIII.
“Personajes populares”.
Óleo sobre lienzo pegado a tabla.
Presenta faltas en la superficie pictórica.
Medidas: 22 x 15,5 cm.
Pareja de retratos de carácter costumbrista. En ambos casos se presenta a un personaje masculino de busto. Por las vestimentas se puede intuir que se trata de arquetipos que representan una clase social baja. Pictóricamente la pincelada y el uso de una tonalidad cobriza en los tonos nos muestran obras de gran expresividad emocional.
En el siglo XVII comenzó a desarrollarse una notable tradición de retratos satíricos que desempeñaron un papel esencial tanto en el ámbito artístico como en el social y cultural. Estos retratos, muchas veces cargados de ironía, burla o aguda crítica moral, constituyeron una herramienta poderosa para comentar la conducta humana, retratando los vicios, las debilidades o la hipocresía de distintos sectores de la sociedad. A diferencia del retrato solemne o idealizado, que buscaba enaltecer al retratado, el retrato satírico invertía esa lógica: su objetivo era evidenciar el ridículo, exponer lo grotesco o denunciar con humor las fallas del carácter. Estos retratos no solo reflejan una maestría artística sino también una sensibilidad cultural profundamente ligada a las transformaciones sociales del momento: el ascenso de una burguesía ilustrada, la crítica al poder eclesiástico o nobiliario, y la tensión entre el ideal moral y la realidad cotidiana. En definitiva, los retratos satíricos del siglo XVII flamenco son una muestra ejemplar del modo en que el arte pudo operar como espejo crítico de su tiempo, utilizando el humor y la agudeza visual como formas de conocimiento y comentario social.