Escuela holandesa o italiana; siglo XVII.
“Personajes cómicos”.
Óleo sobre tabla.
Posee marco del siglo XIX.
Medidas: 27 x 21 cm; 36 x 31 cm (marco).
El costumbrismo desempeñó un papel fundamental en la pintura del siglo XVII, especialmente en las escuelas italiana y holandesa, donde se consolidó como una vía esencial para la representación de la vida cotidiana y las estructuras sociales del periodo. En un contexto marcado por intensas transformaciones políticas, religiosas y económicas, los artistas comenzaron a alejarse de los grandes temas heroicos o exclusivamente religiosos para centrarse en escenas de la vida común, cargadas de observación directa y matices críticos o satíricos. En Italia, el costumbrismo se desarrolló particularmente en el ámbito del naturalismo caravaggista, con representaciones de tipos populares, músicos, vendedores ambulantes o escenas de mercado, que dotaban a la pintura de una inmediatez visual y una carga emocional sin precedentes. Por su parte, en los Países Bajos, y especialmente en la República holandesa, este género adquirió gran protagonismo en el marco del auge burgués, consolidándose como reflejo de los valores morales, laborales y domésticos de la nueva clase media. Pintores como Jan Steen, Pieter de Hooch o Gerard ter Borch desarrollaron escenas de interiores, tabernas o festividades que no solo documentan el modo de vida de la época, sino que exploran con agudeza las relaciones humanas y los comportamientos sociales.